La caída en el caudal de agua en el río Beni hizo emerger decenas de petroglifos en el municipio de Rurrenabaque, departamento amazónico de Beni. Estas obras ejecutadas por manos milenarias son materia de estudio, mientras las lluvias de esta época del año todavía tardan en llegar.
Cristian Agramont, del Gobierno Autónomo Municipal de Rurrenabaque (GAMR), explicó a Sputnik que no es la primera vez que aparecen rocas talladas en la región. "Con estas piedras pictográficas hemos convivido desde que tengo uso de razón", recordó.
Relató que una de las más conocidas es la serpiente de siete cabezas, hallada cerca del centro urbano de Rurrenabaque. Según Agramont, los petroglifos representan a espíritus del bosque con los cuales conviven los pueblos indígenas de la región.
"Ahora estamos sintiendo una sequía fuerte, pues las aguas del río Beni han bajado muchísimo. A pesar de la situación que estamos atravesando, también nos pone contentos que aflore la historia de nuestra población", comentó el funcionario.
A causa del fenómeno meteorológico de El Niño, siete de los nueve departamentos del país sufren de una severa sequía: La Paz (oeste), Cochabamba (centro), Santa Cruz (este), Oruro (suroeste), Chuquisaca (sur), Tarija (sur) y Potosí (suroeste).
A la par de la ausencia de lluvias, los incendios forestales afectaron a 2,9 millones de hectáreas en el país. El 56% de estas tierras quemadas están en Beni.
28 de octubre 2023, 04:00 GMT
Para Agramont, la emergencia de las piedras "son señales, quizás nos están dando algún tipo de mensaje. Creo que también debemos intentar ver el lado positivo de esta situación. Se debe revalorizar el legado de nuestros ancestros, debemos tomar en cuenta estos posibles mensajes".
"Nos debe servir para recapacitar en lo referente a nuestras actitudes como seres humanos, al relacionarnos con el medioambiente y el cuidado que necesita", reflexionó sobre la aparición de las rocas talladas.
¿Qué representan las piedras talladas?
Los petroglifos surgieron entre las comunidades de Carmen Florida y Real Beni, en la Reserva de Biosfera Pilón Lajas, de este municipio.
Agramont, quien es jefe de Protocolo y de Recursos Humanos del GAMR, contó que los trazos en las piedras "deslumbran por la imaginación y creatividad que tenían nuestros antepasados. Son piedras antiguas, cuyo tallado data de 1.000 años atrás".
Y ahora "están aquí nuevamente, mostrándonos que antes de nosotros había habitantes en esta región que tenían otro estilo de vida, que vivían en un lugar más armonioso con el medioambiente".
Las rocas que emergieron ostentan "figuras pictográficas que nos muestran toda la relación con la selva y los animales. Son escrituras y símbolos iguales a los de nuestra cultura Tacana", uno de los 36 pueblos indígenas reconocidos en la Constitución.
Agramont retomó el relato de la serpiente de siete cabezas, hallada en un sitio sagrado para los pueblos indígenas de esta zona: "En nuestra cultura, la víbora de siete cabezas representa a un guardián de la vida de la selva", precisó.
En cuanto a las piedras que emergieron del río Beni, "muestran figuras de animales, de plantas, figuras geométricas que hacen pensar en las relaciones que mantienen entre sí los seres del mundo".
Asimismo, las inscripciones en piedra "nos hacen reflexionar sobre el cuidado que tenían las culturas de nuestros antepasados con el medioambiente".
'Arroyo de los patos'
Agramont comentó que, siglos atrás, las aguas del río Beni no eran tan caudalosas, por lo cual las piedras, que hasta hace poco estaban sumergidas, debían estar siempre a la vista. "Antes el río no tenía tanta agua como ahora. Era un arroyo. Por eso Rurrenabaque en nuestra lengua nativa significa arroyo de patos".
Los petroglifos en el curso del río Beni pertenecerían a los pueblos Tacana, Leco y Mosetén, que ancestralmente vivieron en esta región.
"Proyectamos iniciar estudios en las rocas para identificar con precisión a cuáles culturas pertenecen", adelantó.
Rurrenabaque es uno de los destinos turísticos más importantes de la Amazonía boliviana. Con una amplia oferta hotelera y de actividades recreativas, es la puerta de entrada a dos áreas protegidas: el parque nacional Madidi y la mencionada reserva Pilón Lajas.
La pasada pandemia de COVID-19 afectó seriamente a esta población, que depende en su mayoría de la recepción de turistas de todo el mundo.
Agramont aseguró que "ha sido una época difícil. Hemos invertido en la reactivación económica a través del turismo, volviendo a contar con conexiones, áreas para la llegada de turistas a la región, lo mismo por las carreteras", que fueron asfaltadas en los últimos años.
El circuito turístico Rurrenabaque-Madidi-Pampas fue reconocido en 2022 como uno de los 100 mejores destinos verdes del mundo por la fundación Green Destinations. El área cuenta con una gran biodiversidad, con más de 265 especies de animales y más de 5.000 de flora.
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