El 3 de noviembre, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la Ley de Asignaciones Suplementarias para la Seguridad de Israel. El proyecto, no obstante, separó los 14.300 millones de dólares de ayuda de emergencia para Tel Aviv de la solicitud de financiación suplementaria de 106.000 millones de dólares de la Administración Biden, que incluía ayuda para Ucrania.
A decir del periodista norteamericano Scott McConell, fundador de The American Conservative y autor del texto, el creciente rechazo en el Congreso del país norteamericano a financiar el conflicto en Europa del Este puede deberse a dos razones.
8 de noviembre 2023, 18:04 GMT
En primer lugar, a que Washington no tenía la necesidad de intervenir financiera y simbólicamente en las luchas internas de Ucrania a favor de la facción más antirrusa, como lo hizo el expresidente Barack Obama durante el Euromaidán en Kiev.
"Hay otras maneras en que podríamos habernos comportado para apoyar a Ucrania sin molestar al oso ruso. Estados Unidos bien podría haberle dicho a Ucrania: 'Le deseamos lo mejor, pero usted es garante de su propia libertad'. Ucrania habría hecho las concesiones necesarias a la geografía y cientos de miles de jóvenes (...) no estarían ahora muertos o mutilados", analiza McConell.
Y añade que, de haberse comportado distinto, Rusia no estaría justificada al creer que Estados Unidos esté comprometido con una política intervencionista en Moscú y, por lo tanto, no se sentiría obligada a oponerse a Washington en todo.
En ese sentido, para el periodista estadounidense, el conflicto en Ucrania es casi en su totalidad un caso en el que Estados Unidos, pero más específicamente el estrecho grupo de élites que se benefician de la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), salió en busca de problemas y los consiguió.
8 de noviembre 2023, 13:27 GMT
De esa manera, para McConnell, el conflicto en el país eslavo no existiría si no fuera por la imprudente intervención estadounidense.
Por otro lado, la simpatía por Israel, explica el periodista, se debe a que Tel Aviv es parte de Occidente, lo que configura una de sus dificultades en Oriente Medio, al tiempo que es la razón por la que la mayoría de estadounidenses lo apoyará, y el 7 de octubre es un ejemplo de ello.
"Si Estados Unidos quiere seguir involucrado en la región, de la que parece no haber escapatoria, tendrá que comenzar el tedioso trabajo de apoyar a los israelíes razonables (y marginar a los fanáticos antiárabes) del mismo modo que necesita separar a Hamás de los palestinos", concluye.
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