Con sus 26.000 toneladas de desplazamiento y 250 metros de eslora, es 10.000 toneladas más pesado que el enorme Zumwalt estadounidense y es 2,5 veces más pesado que uno de los referentes del país norteamericano, el destructor Arleigh Burke.
De momento es el único de su clase que está en servicio activo de la Armada de Rusia, y se espera que a finales de 2024 sea reemplazado por su hermano de clase que está siendo sometido a una profunda modernización, el Almirante Najímov.
El nacimiento del icónico gigante
La historia de este buque comenzó en el apogeo de la Guerra Fría, en los años 60. En aquella época la flota soviética estaba completamente centrada en los submarinos: tanto en la creación de sus propios sumergibles como en la lucha contra los enemigos.
Sin embargo, se necesitaban instrumentos de combate más eficaces contra la flota de superficie. En 1964, los constructores navales soviéticos se pusieron manos a la obra.
En un principio, estaba previsto crear dos buques diferentes: un antisubmarino y otro crucero lanzamisiles. Sin embargo, con el tiempo y desarrollo de las tecnologías en los años 60 se decidió que las dos funciones se podrían combinar en un solo navío.
Gracias al rápido avance tecnológico de la época, la versatilidad amplió el potencial, que se aprovechó al máximo, dotando al crucero de los equipos más avanzados y las armas más modernas.
Esto llevó a la complejidad del proyecto y el crecimiento de la nave: originalmente previsto en 8.000 toneladas, ahora ha llegado a más de 20.000 y se hizo aún más pesado después.
El audaz proyecto recibió un índice de 1144 y el nombre de "Orlan", o águila calva en español. En total, entre 1977 y 1989 se botaron cuatro cruceros de esta clase: Kirov, Frunze, Kalinin y Kuibyshev. De hecho, los funcionarios de la OTAN llamaron esta clase Kirov debido al nombre del primer representante de esta clase.
Sin embargo, con el colapso de la Unión Soviética y los problemas económicos por los que pasaba el país, los enormes y complejos cruceros resultaron demasiado caros de operar. Así que solo uno de ellos quedó en servicio activo, el Kuibyshev, que fue renombrado a Piotr Veliki tras ser comisionado en 1998, en honor del primer emperador ruso de los siglos XVII-XVIII.
Capaz de lidiar con cualquier amenaza
El Piotr Veliki es el buque más imponente de la Armada rusa no solo por su enorme tamaño, sino también por el armamento y equipamiento con los que está dotado.
Su arma principal son los misiles antibuque supersónicos P-700 Granit. Creados a principios de la década de 1980 y sometidos a modernización, estos misiles siguen siendo la principal arma antibuque de la flota en el mar. Cada misil puede recibir diferentes ojivas, incluidas nucleares, capaces de acelerar hasta Mach 2,5 y volar unos 600 kilómetros.
Lanzamiento de un misil antibuque P-700 Granit desde el crucero nuclear Piotr Veliki
© Ministerio de Defensa de Rusia
/ En el compartimento delantero del Pedro el Grande hay 20 misiles capaces de conectarse entre sí y coordinar el ataque durante un lanzamiento en salva para derrotar con mayor eficacia a un grupo de objetivos.
Para luchar contra los submarinos está equipado con los sistemas RPK-6M Vodopad: unos misiles-torpedos que se lanzan como misiles a distancias de hasta 60 kilómetros y luego se sumergen bajo el agua y golpean objetivos como torpedos.
Pero el Piotr Veliki es capaz no solo de atacar, sino también de defenderse de cualquier amenaza. Para luchar contra objetivos aéreos a grandes distancias tiene el sistema Rif, que es una versión naval del ya mítico S-300. Tiene 12 lanzadores con una munición total de 96 misiles.
Además de ello, tiene el sistema de misiles antiaéreos de corto alcance Kinzhal con una munición total de 128 proyectiles. Por último, tiene el sistema de defensa Kortik. Cada uno de estos sistemas tiene dos cañones rotativos de 30 mm con una cadencia de tiro total de 10.000 disparos por minuto y dos bloques de cuatro misiles antiaéreos.
Un misil Kinzhal, lanzado desde el crucero de propulsión nuclear Piotr Velikiy
© Sputnik / Pavel Lvov
/ También está dotado de sistemas de defensa antitorpedos.
Por último, tiene cañones automáticos de 130 mm AK-130. Su munición total alcanza los 840 proyectiles con un alcance de hasta 25 kilómetros y una cadencia de fuego de entre 20 y 80 disparos por minuto.
El crucero también cuenta con su propio pequeño grupo aéreo que está representado por un trío de helicópteros Ka-27.
La heliplataforma se encuentra en la parte de popa del buque. Allí mismo, bajo la cubierta hay un pequeño hangar para el equipo de helicópteros y, por supuesto, un ascensor.
Estos vehículos son necesarios aquí, principalmente para la observación y la guerra antisubmarina, pero, también, son muy útiles para realizar cualquier tipo de transporte.
El acorazado moderno
El tamaño y las prestaciones brindaron a los ingenieros la oportunidad de dotar al crucero de un blindaje bastante potente, comparable, probablemente, solo con el de los acorazados.
Tiene un diseño de doble casco, equipado con protección antitorpedos y cuenta con un blindaje masivo en las zonas críticas.
El escudo principal de estos cruceros es un cinturón blindado que protege tanto la parte sumergida del buque de los torpedos como la parte de superficie de los misiles antibuque.
Los ojos que lo ven todo
El crucero también tiene muchos ojos y oídos.
El buque está equipado con una docena de estaciones de radar diferentes, sistemas de guerra electrónica, comunicación y navegación, incluido por satélite. Al mismo tiempo, el sistema sonar vigila la parte submarina.
Toda esta acumulación de radares, misiles y cañones funciona gracias al reactor nuclear, lo cual es un hecho muy raro para la Armada, donde solo algunos de los portaaviones emplean la energía nuclear ahora.
El crucero está equipado con dos reactores nucleares KN-3 con una capacidad de 300 MW cada uno, conectados a dos turbinas que generan cerca de 70.000 caballos de fuerza.
Este conjunto permite al buque acelerar hasta 31 nudos y le proporciona una autonomía total durante un largo periodo — las restricciones vienen impuestas únicamente por la necesidad de mantener una tripulación de 744 personas, contactos y provisiones.
Si por alguna razón es necesario apagar los reactores, está el sistema de reserva en forma de dos turbinas de vapor que por sí solas dan una autonomía de 1.000 millas.
Así que la probabilidad de que el buque pierda energía incluso en caso de accidente es prácticamente nula.
Un reemplazo digno
Según la información públicamente disponible, está previsto que el Piotr Veliki se retire del servicio una vez que termine la modernización de su hermano de clase, el Almirante Najímov, cuya vuelta al servicio está prevista para finales de 2024.
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