La cifra implica un aumento de casi tres puntos porcentuales o de 3,5 millones de hogares con respecto a los datos de 2021, cuando 10,2% (13,5 millones de hogares) padeció dicho problema.
En 2020, el 10,5% (13,8 millones) de los hogares en Estados Unidos sufrió inseguridad alimentaria.
De acuerdo con la investigación, en 2022, el 5,1% de los hogares estadounidenses (6,8 millones de hogares) tuvo una seguridad alimentaria muy baja, un dato significativamente mayor que el 3,8% (5,1 millones de hogares) en 2021 y el 3,9% (5,1 millones de hogares) en 2020.
Según el Departamento de Agricultura, tener una seguridad alimentaria muy baja significa que se redujo la ingesta de alimentos de algunos miembros del hogar y los patrones alimentarios normales se vieron alterados en algunos momentos del año debido a la escasez de recursos.
En cuanto a los hogares con menores de edad, el 8.8% (3.3 millones de hogares) sufrió inseguridad alimentaria. Esta cifra también implica un incremento con respecto a 2021, cuando el 6,2 % (2,3 millones de hogares) se enfrentó a dificultades para alimentar a todos los miembros de la familia y con respecto a 2020, (7,6%, 2,9 millones de hogares).
"Estos hogares con inseguridad alimentaria infantil fueron incapaces en ocasiones de proporcionar alimentos adecuados y nutritivos a sus hijos", señala el informe.
Según esta dependencia del Gobierno federal, en 2022, niños y adultos sufrieron casos de seguridad alimentaria muy baja en el 1% de los hogares con niños (381.000 hogares), una cifra significativamente superior desde el punto de vista estadístico al 0,7% (274.000 hogares) en 2021.
Estos hogares con seguridad alimentaria muy baja entre los niños informaron de que los niños pasaron hambre, se saltaron alguna comida o no comieron en todo un día porque no tenían dinero suficiente para comprar alimentos.
"Estos resultados son inaceptables, pero el informe es la última prueba de que, a medida que la pandemia empezó a remitir en 2022, aumentó otro problema de salud pública: la inseguridad alimentaria", declaró el Secretario de Agricultura, Tom Vilsack, en un comunicado de prensa.
El informe se publica en momentos en que Estados Unidos enfrenta otras crisis como el aumento de la deuda o la falta de acceso a la vivienda.
La asequibilidad de vivienda en Estados Unidos ha llegado a su nivel más bajo en casi cuatro décadas, empeorando así la situación de millones de personas que ni siquiera adquiriendo grandes deudas son capaces de comprar una casa.
Esto se debe a que los tipos hipotecarios han subido paulatinamente a medida que la Reserva Federal (Fed, en inglés) eleva su tasa de referencia para tratar de bajar la inflación causada por los estragos de la pandemia de COVID-19 y las sanciones occidentales contra Rusia, las cuales, han encarecido la energía y otros servicios y productos a escala global.
El medio especializado en economía y finanzas Bloomberg señaló en una nota publicada en agosto pasado que el valor de la vivienda en Estados Unidos ha recuperado los casi 3 billones de dólares que había perdido anteriormente, haciendo más complicada la compra de una casa. Y si la gente desea conseguir un préstamo para tal fin, se topará con los intereses más altos en 20 años, según el artículo.
Además, el endeudamiento de los estadounidenses también ha crecido a niveles récord. El Banco de la Reserva Federal de Nueva York informó a principios de agosto que la suma de todas las deudas de tarjetas de crédito de los ciudadanos estadounidenses superó el billón de dólares por primera vez en la historia.
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