Para conseguir su objetivo, el equipo del Instituto de Biomedicina y Salud de Guangzhou, China, reprogramó células humanas adultas para recuperar su capacidad de formar cualquier órgano o tejido del cuerpo.
Posteriormente, las introdujeron en embriones de cerdo de pocos días, modificados genéticamente para no desarrollar riñones porcinos. Es decir, las células humanas se instalaron en la zona y formaron un riñón rudimentario, que consiste en una fase intermedia del sistema renal, conocida como mesonefros.
Los embriones fueron gestados en cerdas hasta los 28 días, lo que representa una cuarta parte del tiempo de gestación de la especie. Ahora, la mitad de las células de esos animales son humanas.
La investigación —que se
publicó este jueves 7 de septiembre en la revista científica
Cell Stem Cell— fue liderada por el científico chino Liangxue Lai y continúa los pasos del investigador
español Juan Carlos Izpisúa, que en 2017 anunció la creación de embriones de cerdo-humano con una célula humana por cada 100.000 porcinas.
En ese entonces, un comité de expertos autorizó los ensayos, con la condición de que ningún animal con células humanas pudiera reproducirse.
Según
cifras de la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos,
en el mundo se trasplantan cerca de 150.000 órganos cada año, pero solo en Estados Unidos
la lista de espera es de 100.000 personas, entre las que se cuentan 17 fallecidos diariamente.
Por esa razón, diversos especialistas consideran que los embriones de cerdo-humano podrían convertirse en "una fuente inagotable de órganos, con la posibilidad, además, de generar órganos humanos específicos, personalizados, para determinados pacientes", además de una oportunidad para conseguir el recambio de células de una persona concreta.
Por tratarse del primer órgano creado dentro de otro animal, existen diversos dilemas éticos, ya que es importante evitar que las células humanas escapen del riñón y se instalen en el cerebro o las gónadas del cerdo, ya sean los testículos o los ovarios, pues podría crearse un cerdo-humano.
"La cuestión es si es éticamente correcto dejar que nazcan cerdos con riñones humanizados maduros. Todo dependerá del grado de contribución [de las células humanas] en otros tejidos del cerdo", opinó el médico español que trabajó en la investigación, Miguel Ángel Esteban.
Entonces, para eliminar cualquier dilema ético, los expertos están modificando las células humanas para que no puedan, de ningún modo, ir al sistema nervioso central del cerdo.