El riesgo de una huelga en Australia, el mayor productor mundial de gas natural licuado (GNL), fue suficiente para hacer subir los precios en un 50%, algo que semanas antes del inicio de la temporada de calefacción es preocupante, señala el medio en el artículo titulado "¿Qué crisis de gas? El mejor amigo de Europa es también su peor enemigo".
Sin embargo, apunta
Bloomberg, Europa tiene un fuerte aliado para mantener los precios del gas bajo control de cara a los meses más fríos: una demanda extremadamente débil que
el caso de Alemania ilustra a la perfección, pues la actividad industrial en ese país se ha contraído durante 14 meses consecutivos.
Y es que en todo el continente, empresas que consumen altos niveles de energía se han visto obligadas a cerrar o reducir su producción. Las industrias de fertilizantes, química, metalúrgica, del vidrio, del papel y de la cerámica se ven especialmente afectadas.
En Alemania, de acuerdo con datos de
Bloomberg, la actividad entre las
empresas de uso intensivo de energía se desplomó en junio casi un 18%, en comparación con finales de 2020, según datos oficiales.
Durante el mismo mes, la demanda de gas industrial también disminuyó un 18% en comparación con el año anterior. En julio, la demanda del energético registró una caída aún más profunda, cayendo un 22,9% respecto al año anterior, el mayor colapso en lo que va de 2023.
Si bien las cifras apuntan a que la industria alemana que consume mucha energía ha sufrido una contracción prolongada, también es cierto que parte de la reducción también se debe al cambio a combustibles más contaminantes, como el petróleo y el carbón.
"Debido a la
anémica actividad manufacturera y al consumo de gas, menor de lo esperado en el sector eléctrico, Morgan Stanley calcula que la demanda total de gas en Europa está aproximadamente un 15% por debajo del promedio de cinco años, incluso cuando se ajusta por el impacto del clima", abunda la publicación.
Pese al panorama ventajoso de las reservas del combustible en Europa, esto sería de poco consuelo para los industriales del continente, pues actualmente los precios del energético en esa región rondan los 35 euros (38 dólares) por megavatio hora, en comparación con el promedio de 2010-2020 de poco más de 20 euros.
Los precios mayoristas de la electricidad están por encima de los 140 euros (unos 152 dólares) por megavatio hora, más del triple de la media de 2010-2020 de 38,5 euros (cerca de 42 dólares).
El equilibrio entre la oferta y la demanda del energético en territorio europeo sigue siendo precario, apunta el medio.
Sólo una demanda industrial extremadamente débil equilibra el sistema y los abundantes inventarios ayudan, "pero incluso con ellos, Europa no sobreviviría el invierno si toda la demanda de gas industrial volviera a los niveles anteriores a la crisis. Como tal, el precio de evitar la crisis energética es una profunda recesión en el sector manufacturero y una pérdida de crecimiento económico a largo plazo", concluye.