A principios de agosto, Manfred Weber, político alemán y diputado del Parlamento Europeo dentro del Grupo del Partido Popular Europeo, criticó al partido Ley y Justicia, calificándolo como "enemigo" al que hay que combatir. El eurodiputado mencionó al PiS entre los partidos que no respetan el Estado de Derecho.
La diputada del PiS Joanna Borowiak reaccionó a tal declaración y afirmó que Alemania está ante un peligroso intento de influir en las elecciones polacas y Manfred Weber no debería haber hablado de la lucha contra Ley y Justicia para evocar así pesados recuerdos de la historia de nuestra nación. Agregó que si Manfred Weber tiene algo que decir sobre el Estado de Derecho, que hable a los ciudadanos de las reparaciones de guerra.
Borowiak se refería a las exigencias polacas de que Alemania indemnice por los daños causados durante la Segunda Guerra Mundial. Este es el tema más discutido desde el pasado mes de septiembre por la élite polaca, a pesar de un rechazo de Berlín a dar algún paso en las negociaciones en esta dirección.
El diario polaco Strajk.eu cree que es la punta del iceberg tras la que se esconden las contradicciones profundas entre Polonia y Alemania.
El conflicto por el puerto polaco de Swinoujscie, en la isla de Usedom, dividida entre Polonia y Alemania, es un ejemplo del enfrentamiento entre Varsovia y Berlín. Las autoridades alemanas se oponen a que la parte polaca amplíe la capacidad de transporte de mercancías del puerto, alegando que causaría daños medioambientales a la isla común de alemanes y polacos. Polonia considera que la verdadera razón de las reclamaciones alemanas es que el desarrollo del puerto reducirá los ingresos de Hamburgo, importante ciudad portuaria en el norte de Alemania.
De acuerdo con el viceministro polaco de Exteriores, Berlín busca así un cambio de Gobierno en Varsovia que devuelva a Polonia al papel de "subcontratista de la industria de Alemania y otros países".
Las elecciones parlamentarias previstas para el 15 de octubre deberían ser decisivas para el pueblo polaco. Si gana el partido PiS, el Gobierno continuará su retórica antialemana, o si Donald Tusk, que fue presidente del Consejo Europeo durante cinco años, puede volver al sillón de primer ministro polaco, las relaciones de Varsovia con Berlín darán un giro desviando la trayectoria de confrontación.