"Nuestras simulaciones muestran que un invierno frío, junto con una interrupción total del suministro de gas ruso a la Unión Europea (...) podría reavivar fácilmente la volatilidad de los precios", afirmó la AIE en su informe anual sobre el mercado del gas publicado el 17 de julio.
La advertencia subraya el peligro potencial de un nuevo conflicto energético con Moscú, a pesar de una caída constante de los precios desde diciembre de 2022, que reforzó la convicción de que los peores efectos de la crisis europea del gas han quedado atrás. No obstante, Rusia sigue suministrando alrededor del 10% del gas importado por la UE, e incluso más gas proviene del país euroasiático, en forma de gas natural licuado.
El almacenamiento de gas en la UE supera actualmente el 80% de su capacidad, según el organismo patronal del sector Gas Infrastructure Europe. Por otra parte, los analistas esperan que las instalaciones de almacenamiento, capaces de albergar unos 100.000 millones de metros cúbicos de gas, alcancen el objetivo oficial: que contengan al menos el 90% de su capacidad en noviembre.
Sin embargo, según la Agencia, si se combinan los factores como un invierno frío, el corte total del suministro de gas por gasoducto ruso y una escasa disponibilidad de gas natural licuado (cuyas importaciones batieron todos los récords), los depósitos de la UE podrían llegar a abril con solo un 20% de gas, un nivel que amenazaría con interrumpir el abastecimiento a los consumidores dentro del continente.
A su vez, la multinacional Morgan Stanley estima que si la Unión Europea experimenta un invierno frío prolongado y las energías renovables no proporcionan suficiente socorro, los precios del gas podrían duplicarse con respecto a los niveles invernales actuales hasta alcanzar los 100 euros (113 dólares) por megavatio hora.
En un escenario hipotético en el que Europa vuelva a tener un invierno suave, y los volúmenes del gas natural licuado se mantengan cerca de los niveles récord del año pasado, "las instalaciones de almacenamiento terminarían la temporada de calefacción con niveles de inventario por encima del 50% de su capacidad", afirmó la AIE. No obstante, se necesitarán "continuas reducciones estructurales de la demanda de gas", añadió.
Antes del inicio de la operación especial en Ucrania, Moscú suministraba cerca de un 40% de todo el gas consumido en la UE mediante una extensa red de tuberías, pero en la actualidad la cifra representa un 10% de las importaciones gasísticas europeas y es esto lo que explicaría el alza que ha tenido la compra del gas natural licuado en la región.
Algunos países occidentales condenaron las acciones de Rusia, imponiéndole una serie de sanciones incluso en el sector energético. Aunque estas sanciones no lograron paralizar la economía rusa, en última instancia provocaron un drástico aumento de los ya elevados precios del combustible y la energía en los propios países que promulgaron estas medidas punitivas.
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