"El Gobierno brasileño está dispuesto a colaborar, incluso con las organizaciones internacionales competentes, para la mitigación de las consecuencias del incidente; además, considera indispensable la depuración de responsabilidades en el episodio por parte de una entidad internacional imparcial e independiente", expresó la Cancillería brasileña en un comunicado.
Desde el ministerio informaron que recibieron la noticia del rompimiento con "consternación" y que demuestra, de nuevo, "el trágico y duradero impacto de la guerra para las poblaciones civiles, y también la urgencia de buscar un entendimiento entre las partes con vistas al cese de las hostilidades".
Además, el Ministerio informó que el canciller Mauro Vieira conversó por teléfono con el director general de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, con quien trató de la preservación de la seguridad en la central de Zaporozhie.
El alcalde de la ciudad de Nóvaya Kajovka, Vladímir Leóntiev, reportó una serie de ataques con lanzamisiles múltiples Vilkha del Ejército ucraniano contra la central hidroeléctrica ubicada en Jersón.
Al menos tres tramos de la represa colapsaron bajo la presión del agua, luego de que los proyectiles destruyeran las vigas de compuerta en la parte superior de la instalación. Como resultado empezó una descarga descontrolada del agua y la ciudad de Nóvaya Kajovka se vio anegada. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que la destrucción de la central hidroeléctrica es un sabotaje deliberado de Ucrania.
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