Entre los campos mencionados anteriormente, se encuentran el aeroespacial, el meteorológico, la medicina, las finanzas, y la inteligencia artificial. Y es que todo el procesamiento de datos en estas áreas requiere de una potencia informática aún mayor, por lo cual un grupo de 15 entidades de estudios avanzados tienen previsto unirse a la nueva red.
Sin embargo, una mirada más atenta al sistema de innovación chino muestra que se está produciendo un cambio fundamental: los dirigentes del gigante asiático ya no priorizan los éxitos cuantitativos como antes. En su lugar, Pekín se centra en optimizar los vastos recursos de innovación de China y dirigirlos hacia objetivos estratégicos, especialmente la independencia tecnológica.
La urgencia aumentó después de 2018 cuando quedó claro que EEUU tenía la capacidad de cortar el acceso de las empresas chinas a tecnologías clave. Desde entonces, el Gobierno ha desarrollado una estrategia para convertirse en superpotencia científica e innovadora, y ha redoblado sus esfuerzos por mantener un férreo control sobre la cadena de innovación.
En este sentido, Edgar Perez, conferencista internacional y experto en tecnología, señala que "China ha avanzado mucho en el desarrollo de nuevas tecnologías y en su autosuficiencia en este sector, teniendo en cuenta, no sólo el desarrollo, sino [también] la cadena de suministros, para dejar de depender de terceros países y seguramente lo va a lograr".
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