El 14 de abril, la reunión entre el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, y su homólogo chino, Xi Jinping, culminó con la firma de 15 acuerdos bilaterales que pueden alcanzar unos 10.000 millones de dólares en inversiones chinas en Brasil.
La cifra fue estimada por el Ministerio de Hacienda brasileño e incluye las sumas previstas para la construcción de los satélites CBERS-6, las asociaciones público-privadas y las inversiones en infraestructuras, resume Folha de Sao Paulo.
El presidente brasileño se mostró satisfecho con los resultados preliminares de la visita, pero pidió un acercamiento más allá del sector comercial. "La comprensión que mi Gobierno tiene de China es que tenemos que trabajar duro para que la relación Brasil-China no sea meramente de interés comercial", subrayó Lula. "Queremos que la relación trascienda la cuestión comercial", agregó.
A pesar de las declaraciones de Lula, el sector de Defensa, un sector fundamental para el mantenimiento de la soberanía del Estado, quedó en segundo plano durante esta visita. Aunque nueve ministros de Estado acompañaron a Lula en el viaje a Shanghái y Pekín, el ministro de Defensa, José Múcio, permaneció en Brasilia. De los 15 acuerdos firmados por los presidentes, ninguno se refiere directamente al sector militar.
Para el coronel de la reserva y maestro en ciencias militares, Paulo Roberto da Silva Gomes Filho, existe una presión política para que Brasil no se acerque a China en este ámbito. Sin embargo, factores como la distancia geográfica y las diferencias culturales son obstáculos aún mayores.
"Es innegable que hay una presión política, pero ese no es el único elemento que limita" las relaciones militares entre Brasil y China, afirmó Gomes Filho a Sputnik. "Pero creo que la distancia geográfica, el idioma, la logística son obstáculos mayores que las cuestiones geopolíticas", destacó.
El especialista señaló que Brasil tiene agregados de las tres fuerzas en su Embajada en Pekín, que constituye un gesto que es correspondido por la parte china. El intercambio de oficiales para cursos de formación y capacitación también es constante.
"A EEUU ciertamente le molestaría que Brasil aumentara su interacción militar con China", consideró el coronel de la reserva.
"Pero no creo que esto sea un impedimento, después de todo, Brasil es un país soberano y puede tomar sus propias decisiones", añadió.
De momento, las empresas chinas del sector de la defensa asisten a LAAD que es la mayor exposición del sector militar de América Latina, que se celebra esta semana en Río de Janeiro. Un conglomerado brasileño de aeronaves Embraer también espera suministrar otros 20 aviones a China, aunque, por ahora, se trata de modelos destinados a uso civil.
Los costes de un acercamiento militar a China serían aún mayores, dadas las tensiones geopolíticas entre Washington y Pekín en el Mar de China Meridional y a causa de Taiwán.
"Tenemos una situación internacional complicada, pero no descarto la posibilidad de que Brasil coopere más con China en el ámbito militar en el futuro", concluyó Gomes Filho.
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