En el país europeo se destinan 10 veces más recursos a sanitarias privadas, de lo que les necesitan para mantener sus instalaciones, en un modelo de negocio en el que los usuarios, directamente o a través de pólizas,
ya financian el 98% de los costes,
señala el Análisis de la Sanidad Privada Española (ASPE).
Sánchez explica que el circuito del negocio entre lo privado y público permite que los centros particulares se especialicen en tratamientos de menor coste y que generan una alta rentabilidad. Por otra parte, las enfermedades más complejas y costosas, como el cáncer, los cuidados intensivos de bebés, los trasplantes o la atención a víctimas de quemaduras de grave consideración, se desplazan a un sistema público con menos recursos.
El especialista en el periódico
enfatizó en el LBEIP,
fondo del banco británico LLoyds, que gestiona tres hospitales en Madrid, Arganda (Sureste) y participa en el de Alcalá (Henares) y Parla (Infanta Cristina).
Ferrer diferencia dos tipos de acuerdos en los servicios sanitarios, uno que tiene que ver con la construcción de hospitales para la rentabilización del espacio y otro que tiene que ver con la privatización de prestaciones públicas. Esta segunda vía, es un factor clave para el crecimiento del sector privado, que acapara en España más de la cuarta parte del mercado, con un 29,4% del total del gasto sanitario en 2019 y un 26,7% (menor por la pandemia) en 2020.
Aunque, la explotación de la infraestructura es el mayor motor económico de las empresas privadas, las inyecciones financieras desde el sector público cubren más de la cuarta parte de sus gastos sanitarios. Estas últimas se distribuyen principalmente en Cataluña (3.288 millones de euros y 23,6% del presupuesto público en 2020) y Madrid (902 millones de euros y 8,5%), que suman casi la mitad, y en menor medida en Andalucía (472 millones de euros y 4%) y la Comunidad Valenciana (307 millones de euros y 3,9%).
El sector privado cobra una cifra de 8.500 millones de euros por prestaciones de servicios sanitarios de carácter público, aunque, en la práctica, arriesga menos de 900 millones de euros. Estas cifras permiten hacerse una idea de la dependencia de las inyecciones procedentes de los presupuestos provenientes de las Comunidades Autónomas.
Es tan amplio el entramado de grupos económicos y personas que se pueden ver beneficiados por estas desviaciones de capital que es muy difícil determinar con exactitud a los favorecidos. Sin embargo, las principales empresas de salud privadas que se logran identificar son el fondo de inversión alemán Fresenius junto a su accionista británico Elliot Investment Management, que son dueños de medio centenar de hospitales, más de 100 clínicas y centros de otro tipo, entre ellos, Quironsalud y su filial IDCQ Hospitales y Sanidad, la cadena de clínicas Helios y la de material Kabi.