El canciller alemán, Olaf Scholz, declaró que el actual objetivo de Berlín es aumentar la capacidad, lo que permitiría al país disponer de tanto gas como antes de su rechazo del combustible ruso.
Pero la capacidad, según la edición, es solo la mitad de la batalla.
"Sin contratos a largo plazo, los compradores de GNL enfrentan una feroz competencia en los mercados internacionales. Y no se espera que la cantidad de GNL disponible en el mundo aumente mucho durante al menos tres años", se señala.
En este contexto, Bloomberg citó al responsable de comercio estructurado para Europa Occidental de la comercializadora de energía suiza MET International, Simone Turri, quien afirmó que el mayor reto para Alemania en los próximos dos años es atraer el GNL como fuente de carga base. Asimismo, en sus palabras, "construir terminales de GNL sin que lleguen nuevos contratos no resuelve el problema".
En cuanto a los suministros de otros países europeos, los autores del artículo subrayaron que actualmente, Noruega, que, con una participación del 33%, se convirtió en el mayor proveedor de gas a Alemania, después de unos años se enfrentará al agotamiento de las reservas. Los Países Bajos que aumentaron los suministros en diciembre tres veces, producen la mayor parte del combustible en el campo de gas de Groningen, que está programado para cerrar en 2024 debido al aumento de la actividad sísmica de la zona, se destacó.
"Alemania tendrá que seguir utilizando carbón, con las centrales eléctricas al máximo de su capacidad. No hay tantas alternativas al gas ruso", afirmó el asesor principal de Energía de Baker McKenzie, Klaus-Dieter Borchardt.
Los países europeos viven una crisis energética por los altos precios del gas y la electricidad, después de que se dispararan debido a las sanciones impuestas a Rusia por su operación de desmilitarización y desnazificación de Ucrania. Así, las sanciones antirrusas restringen la exportación de esos productos energéticos a Europa.