Economía

El rechazo de Europa al gas ruso es "históricamente ignorante y geopolíticamente erróneo"

En una reunión del sector, organizada por el Instituto de Estudios Energéticos de Oxford, se preguntó a los responsables políticos y consultores si la Unión Europea (UE) volvería a convertir a Rusia en su principal proveedor de gas. El sondeo mostró una división del 40%-40%, con el resto de indecisos, notó el experto Javier Blas de 'Bloomberg'.
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Antes de que Rusia iniciara la operación militar especial en Ucrania, Moscú suministraba a Europa aproximadamente el 40% del gas que consumía. El puente energético, construido durante décadas, había resistido los episodios más difíciles de la Guerra Fría, la desintegración de la Unión Soviética y la liberalización de los mercados energéticos europeos.
Europa sigue comprando mucho gas natural licuado (GNL) ruso, pero las exportaciones por gasoducto han disminuido. En 2023, la cuota del gas ruso en la balanza gasística europea caerá a menos del 10%. Y aunque la UE prohibió las importaciones de petróleo de Rusia, no hizo lo mismo con el gas ruso.
La Agencia Internacional de la Energía elaboró un escenario en el que los flujos de gas ruso hacia Europa se reducen a un goteo en 2025 y a cero en 2028, mediante una combinación de más importaciones de GNL y una mayor producción de parques solares y eólicos. Desde el organismo agregaron que suponía que la ruptura del comercio de gas ruso-europeo sería "permanente".
Aunque las opiniones de los políticos europeos son diversas, afirma el analista.
La ministra austriaca de Energía, Leonore Gewessler, confirmó que su país será libre "cuando podamos prescindir por completo del gas ruso".
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A su vez, el ministro presidente de Sajonia y destacado político conservador, Michael Kretschmer, declaró el mes pasado que prescindir para siempre del gas ruso sería "históricamente ignorante y geopolíticamente erróneo". Para muchos políticos alemanes, los precios importan. Berlín paga actualmente 140 euros (180 dólares) por megavatio hora para importar gas, unas siete veces más que la media de 2010 a 2020. Para amortiguar a sus consumidores y empresas, Alemania gasta miles de millones en subvenciones.
Blas también destaca que Europa probablemente nunca volverá a los contratos a largo plazo del pasado con Rusia, y probablemente necesitará importar menos gas con el paso del tiempo gracias a las energías renovables. Pero, como indica el investigador, si quiere mantener la competitividad de sus industrias química, alimentaria y pesada, necesitará gas barato. Y no hay gas más barato para Europa que el de Rusia, concluyó.
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