A la par, el ministro de la Casa Civil de Gobierno de Brasil, Ciro Nogueira, anunció que fue autorizado por el presidente Jair Bolsonaro para conducir el proceso de transición una vez que el mandatario electo, Lula Da Silva,
anuncie oficialmente a su vicepresidente para comenzar con la transición de poder.
"La presidenta del Partido de los Trabajadores (Gleisi Hoffmann), según ella en nombre del presidente Lula, dijo que el jueves se formalizará el nombre del vicepresidente Geraldo Alckmin. Esperaremos a que se formalice para cumplir con la ley de nuestro país", comentó Nogueira.
"Siempre me han etiquetado como antidemocrático y, a diferencia de mis detractores, siempre he jugado dentro de las cuatro líneas de la Constitución", sostuvo Bolsonaro desde su residencia oficial en Brasilia, rodeado por sus funcionarios y aliados más cercanos.
Desde que se dieron a conocer los resultados electorales del domingo, miles de seguidores bolsonaristas han salido a las calles de diferentes regiones de Brasil para protestar en contra de la victoria de Lula da Silva, quien se convertirá en el presidente del país sudamericano por tercera ocasión.
La imposibilidad democrática de la reelección de Bolsonaro provocó enojo entre miles de personas, quienes en apoyo al mandatario bloquearon carreteras, vialidades y hasta aeropuertos, generando problemas en la comunicación y el transporte.
Desde la noche del lunes, en el estado de Sao Paulo, el más poblado del país, se registraron bloqueos en al menos 10 carreteras, y durante la madrugada del martes
quedaron obstruidos incluso los accesos al aeropuerto internacional de Guarulhos. Videos en redes sociales y reportes de la prensa local dieron cuenta de cómo los inconformes pedían a las fuerzas armadas brasileñas intervenir para desconocer los resultados de los comicios, que dieron la ventaja a Lula en menos de 2%, es decir, unos 2 millones de votos de diferencia.
Ante estos hechos violentos, el presidente Bolsonaro aseguró este martes durante su mensaje público que las protestas de sus seguidores son "fruto de la indignación y de un sentimiento de injusticia" por cómo transcurrió el proceso electoral.