La oficina estadística de la Comisión Europea Eurostat reveló que el kilovatio por hora (KWh) en España de un hogar medio en el primer semestre de 2022 costó 0,328 euros, incluidas todas las tasas y los impuestos.
En comparación con otros países europeos, en Francia, en el mismo periodo, el recibo de luz costó 0,191 euros por KWh; en Portugal, 0,24 euros por KWh, lo que hace que en España la electricidad sea casi un 100% más cara. Hasta en Alemania en el segundo semestre de 2021 la luz fue más barata que la española.
Varias medidas regulatorias y las rebajas de impuestos, tomadas por el Gobierno, no fueron suficientes para contener el alza de precios a la electricidad. La situación para España no mejora si en la comparativa se excluyen los impuestos. O sea, si se compara el precio de la luz que corresponde al coste de la energía que facturan las eléctricas. En esta situación, solo Grecia sale peor parada que España.
Los expertos señalan que una parte del problema de España viene del fuerte peso de la tarifa regulada que, aunque ha sido la más barata de 2014 a 2021, el hecho de estar al 100% vinculada al mercado mayorista hizo que las facturas se encarezcan más que en cualquier otro país.
Además, se destaca el elevado desconocimiento de los consumidores sobre su factura de luz. Este es otro de los factores que contribuyen con fuerza al pago excesivo de la tarifa por los españoles.
Los precios a la electricidad y la energía aumentaron por las sanciones antirrusas por parte de Europa. Eso provocó una crisis económica en la mayoría de los países del continente, incluso en España.
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