El Fondo Monetario Internacional (FMI) formuló una serie de recomendaciones al Gobierno de Bolivia dirigidas a liberalizar su economía, que fueron rechazadas por el Gobierno de Luis Arce.
"No aceptaremos imposiciones del FMI", dijo el presidente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero ¿qué intenciones hay detrás de estos consejos que nadie pidió en el Estado Plurinacional?
La economista Roxana Azeñas, de la Red de Economía Política, analizó con Sputnik las ideas del FMI, expresadas en un informe presentado este mes, en el contexto internacional marcado por las espirales inflacionarias que afectan a la Unión Europea (UE) y a Estados Unidos, impulsores de las sanciones contra Rusia por el conflicto en Ucrania.
"Habrá que realizar un ajuste fiscal significativo para restablecer la sostenibilidad de la deuda, eliminar el financiamiento monetario y regenerar las reservas internacionales", dice una de las recomendaciones del FMI.
"A Bolivia le convendría dotar de mayor independencia al Banco Central y llevar a cabo una transición cuidadosamente secuenciada a un tipo de cambio más flexible", sugiere otra. "Se necesitan reformas por el lado de la oferta para promover la inversión en hidrocarburos y minería, y para fomentar el desarrollo de nuevas industrias", reza el informe.
Durante sus años de Gobierno, Evo Morales (2006-2019) se abstuvo de pedir préstamos a este organismo multilateral, porque consideraba que imponía muchos condicionamientos al desarrollo económico soberano de un país.
Tuvo que llegar el golpe de Estado de 2019 y el Gobierno de facto de Jeanine Áñez para que Bolivia volviera a pedir dinero al FMI, con motivo de la llegada de la pandemia de COVID-19. Cuando asumió Arce, en 2020, devolvió el dinero, unos 327 millones de dólares, más 24 millones por concepto de intereses.
Para Azeñas, si Bolivia al menos retuviera algo de dinero del FMI podrían entenderse sus recomendaciones: "No hay un préstamo de por medio. De hecho, nosotros hemos devuelto uno que estaba condicionado a temas políticos, como siempre hace el FMI".
Según la economista, "la pregunta inicial sería, ¿quién les ha pedido su opinión? Ellos hablan de nuestros países y llama la atención, porque después desde el Departamento de Estado de EEUU. declaran textualmente que tienen los ojos puestos en nuestros recursos naturales", especialmente en el Triángulo del Litio, conformado por Chile, Argentina y Bolivia, donde están más de la mitad de las reservas globales.
El litio parece ser uno de los temas que ha tomado en cuenta el FMI para hacer este tipo de recomendaciones, que no corresponden a la realidad del país ni a los resultados que está teniendo, consideró Azeñas.
Este 2022 Bolivia se prepara para batir sus récords históricos de exportaciones y por primera vez encabezan la lista productos manufacturados, ya no recursos naturales como hidrocarburos y metales, que salían sin mayor valor agregado.
La economista también resaltó que Bolivia posee una de las inflaciones más bajas del mundo, a contramano de lo que ocurre en los demás países, afectados por las subidas de precios causadas por las sanciones impuestas a Rusia.
"El FMI podría pronunciarse sobre las inflaciones enormemente altas que se registran en la UE y en EEUU, donde hay una situación muy complicada", evaluó. En cambio, "se pone a dar recomendaciones a Bolivia".
Para la economista, que durante el Gobierno de Morales participó en la elaboración de contratos petroleros con Brasil y Argentina, "hay una intencionalidad política, que es parte de un sistema de dominación".
Una economía en crecimiento
Durante 2020, año del Gobierno de Áñez, la economía boliviana se contrajo en un 8,7%. En 2021, ya con Arce en la presidencia, hubo un crecimiento del 6,1% y se calcula que en 2022 superará el 4%.
Con la dilución de la pandemia de COVID-19, "se ve mucho movimiento en la economía, porque la gente se anima a volver a salir y retomar la normalidad", señaló Azeñas, destacando la estabilidad económica y la confianza de la gente en las medidas del Gobierno.
Las recientes recomendaciones del FMI estarían dirigidas justamente a desacelerar el movimiento económico: "El FMI nos da la receta de siempre. Ni siquiera son un poquito creativos: bajar el déficit fiscal, suprimir el segundo aguinaldo a fin de año, revisar la inversión pública, recortar los subsidios", enumeró.
Un modelo exitoso
El presidente Arce atribuye la clave del éxito al Modelo Económico Social Productivo Comunitario, basado en la redistribución de ingresos, pero también en la generación de excedentes a partir de la nacionalización de los hidrocarburos, señala Azeñas..
Por eso, las medidas del Gobierno son exactamente las contrarias de las que propone el FMI, agregó, y señaló que detrás de las recomendaciones está el deseo de controlar los recursos de Bolivia: "Nos dicen: 'Ustedes tienen que ser más flexibles para dejar que la inversión extranjera, tan importante para ellos, pueda entrar a los sectores de recursos naturales'".
Esto quiere decir que buscan la privatización de los sectores estratégicos. "El FMI, el Banco Mundial, estas instituciones multilaterales no dan recomendaciones sin un objetivo claro. Y aquí hay intereses muy fuertes en nuestro litio", agregó.
A fin de cuentas ¿A quién escucha el FMI para formular sus recomendaciones? "Hay unas 20 corporaciones transnacionales en el negocio de los hidrocarburos y los recursos naturales. Son pues las que dictan normas y leyes en el mundo", dijo la economista.
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