"Seguiremos reclamando al Gobierno nuestro derecho a vivir y no morir por hambre o por las pandillas", dijo a la Agencia Sputnik un manifestante en la avenida Panamericana, mientras intentaba bloquear la calle prendiendo fuego a neumáticos y basura.
Esta escena se repitió en varios puntos de la capital que reabrió tímidamente sus comercios e instituciones, aunque la situación fue más tranquila que el 22 de agosto.
En las ciudades provinciales, en cambio, cientos de personas tomaron las calles para denunciar la carestía de la vida y la inseguridad y repitieron su reclamo de renuncia al primer ministro, Ariel Henry.
Se registraron protestas en las urbes de Grand-Goave (oeste), Miragoane (sur) y Jacmel (sudeste), en esta última incluso atacaron a varias empresas a las cuales acusaron de prácticas desleales, según reportaron medios locales de prensa.
Además de los alimentos y el combustible, los manifestantes criticaron el aumento de las matrículas e implementos escolares en medio de la crisis económica que sacude al país.
Con la inflación y la depreciación de la moneda nacional, estos artículos subieron en forma vertiginosa, poniendo en peligro a continuidad de estudios de cientos de miles de niños.
De hecho, la semana pasada el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia alertó la amenaza de que 250.000 estudiantes no puedan regresar a la escuela, particularmente en los departamentos del sur, afectados por un terremoto el pasado año.
22 de agosto 2022, 20:16 GMT
Haití vive un recrudecimiento de su crisis económica, política y de inseguridad, con una inflación del 29%, la más alta en la última década, admitió el 22 de agosto el gobernador del Banco Central, Jean Baden Dobois.
A este contexto se suma la violencia de las pandillas que operan con impunidad y son responsables de cientos de muertes en Puerto Príncipe y sus zonas vecinas solo en los últimos meses.
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