El conflicto inició el pasado 31 de julio cuando el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, confirmó sus planes para prohibir el uso de matrículas vehiculares y documentos de identificación serbios dentro de lo que considera su territorio a partir del 1 de agosto.
Una vez que entre en vigor la medida, se pretende otorgar permisos temporales a la población serbia que no haya actualizado sus documentos.
Desde Belgrado informaron que las fuerzas especiales de Kosovo cerraron algunos pasos fronterizos con Serbia y que Kosovo podría atacar a la población serbia que vive en el norte de la provincia autónoma de Kosovo y Metojia.
"La atmósfera se ha caldeado y los serbios no sufrirán más atrocidades. Mi súplica a todos es que intenten mantener la paz a cualquier precio. Pido a los albaneses que entren en razón y a los serbios que no caigan en las provocaciones", afirmó el mandatario serbio, Alexandar Vucic.
Luego de un fin de semana tenso, incluso con simulacros de ataques aéreos en Serbia, el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, decidió aplazar la decisión de prohibir los documentos serbios hasta el 1 de septiembre, aunque la posibilidad de que siga adelante con sus planes mantiene activas las alertas en la región.
La decisión de posponer la prohibición por un mes llega después de que mantuviera las consultas con sus "socios internacionales", especialmente después de un llamamiento del embajador de EE.UU. en Pristina, Geoff Hovenier. Él pidió que Kosovo retrasara un mes la aplicación de las controvertidas medidas sobre matrículas y pasaportes serbios.
Kosovo es reconocida como nación por 98 de 113 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y apoyada militarmente por la OTAN. Países como Rusia, China y España no la reconocen como Estado.
OTAN amenaza con intervenir
Después de las tensiones que se han producido, la OTAN, con cerca de 3.600 tropas en la región, emitió un pronunciamiento en el que respaldó a Pristina.
A través de su grupo especial para Kosovo (KFOR), la organización advirtió que está monitoreando de cerca la situación y "está preparada para intervenir si se pone en peligro la estabilidad en el norte de Kosovo".
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia llamó a Prístina y a Estados Unidos y la UE, que la apoyan, que pongan fin a las provocaciones y respeten los derechos de los serbios en Kosovo.
"Este hecho es un ejemplo más del fracaso de la misión de mediación de la Unión Europea. También es un ejemplo del lugar que se le ha dado a Belgrado en la Unión Europea, invitando a Belgrado a aceptar de facto la privación de derechos de sus compatriotas", denunció la portavoz del ministerio, María Zajárova.
Respaldo a Serbia y solución pacífica
Después del posicionamiento de la OTAN, la representante especial de la Secretaría General de la Misión Especial de la ONU en Kosovo, Caroline Ziadeh, señaló que siguen de cerca lo que sucede en la región e hizo un llamado a la calma y a "la restauración de la libertad de movimiento para evitar una escalada mayor".
"Insto a todos a abordar el problema con buena fe a través del diálogo facilitado por la UE, para fortalecer la estabilidad y la seguridad de todos", expresó en un comunicado Ziadeh.
Por su parte, los Gobiernos de Rusia y España también se pronunciaron y respaldaron al Gobierno serbio. En el caso del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, quien suspendió una visita que realizaba en Belgrado cuando estalló el conflicto, reiteró que apoyan la inclusión de Serbia en la Unión Europea y reiteró la negativa de que su gobierno reconozca la provincia de Kosovo como República.
"Una declaración unilateral de independencia viola el derecho internacional. Por tanto, no podemos estar a favor de ese reconocimiento", declaró Pedro Sánchez.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmítri Peskov, reiteró su apoyo a Serbia y calificó como infundadas las demandas de Kosovo, por lo que hizo un llamado para "que se respeten los derechos de los serbios".