Se trata de la relación política entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), reducido a un mínimo territorial histórico desde su fundación por los cambios democráticos que ha habido en el país desde 2018, y el Estado de México, una de las entidades más complejas de la nación.
Repleto de paradojas y contrastes, el Estado de México es la entidad más poblada de toda la república, por lo que su peso electoral es capaz de determinar elecciones federales, con riqueza natural, industrial, laboral y cultural indiscutibles, mientras al mismo tiempo alberga algunas de las ciudades más peligrosas del país, arrastra graves índices de violencia y desigualdad y representa un referente de amenaza para las mujeres y otros grupos vulnerables.
En la estrategia de seguridad del Gobierno federal, al menos seis de los 50 municipios prioritarios por sus índices de violencia se ubican en el Estado de México: Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Tultitlán, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán.
20 de noviembre 2021, 14:00 GMT
Además, junto a Guanajuato, Baja California, Jalisco, Michoacán, Chihuahua, Quintana Roo, Sonora y Zacatecas, forma parte de los nueve estados considerados más peligrosos por el gabinete federal de seguridad.
En ese complejo escenario, el PRI busca retener la gubernatura de Edomex en las elecciones de 2023, en un momento histórico en que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado por Andrés Manuel López Obrador, ha logrado arrebatarle enclaves sustanciales al tricolor, como Oaxaca e Hidalgo, y en un momento de crisis general en el partido.
Sputnik conversó con el doctor en ciencias políticas y sociales Maximiliano García Guzmán, egresado y docente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para tratar de entender los desafíos del PRI en su búsqueda por retener el Estado de México y superar su crisis política, que, entre otras cosas, ha llevado a varios militantes a exigir la renuncia del actual dirigente nacional, Alejandro Moreno.
La credibilidad del tricolor, punto crítico pese a su maquinaria electoral
García Guzmán considera que el panorama del tricolor en dicho estado es adverso a sus intereses y anuncia una posible transición democrática por primera ocasión en la historia de la entidad. Antes de la gubernatura, el tricolor ya ha ido perdiendo terreno ante otros partidos en el control de las alcaldías mexiquenses.
"No con una fuerza dominante en particular, pero sí, digamos, se ha vuelto un estado cada vez más plural en términos políticos y me parece que mucho tiene que ver con el desgaste que ha tenido la figura del partido en este estado, y directamente vinculado al tema de su credibilidad", apunta.
Este desgaste se vincula a la corrupción y manejos inadecuados de la función pública con la que la ciudadanía asocia al PRI, valora, una condición que podría significarle la derrota en la elección a gobernador a pesar de su amplia experiencia en operaciones electorales y su maquinaria eficaz desplegada en el Estado de México.
Perder por primera vez el Estado de México: un golpe muy duro
El Estado de México no sólo ha sido gobernado siempre por el PRI, sino que de sus filas surgieron varias figuras importantes para el partido y para la política nacional, recuerda el académico.
El expresidente Enrique Peña Nieto fue gobernador de la entidad, así como Emilio Chuayffet, quien además fue titular de la Secretaría de Gobernación y de la Secretaría de Educación Pública, del Instituto Federal Electoral (IFE) y de la Cámara de Diputados, por mencionar dos ejemplos.
16 de junio 2022, 19:05 GMT
Pese a estos antecedentes y a su astucia electoral en la entidad, el profesor García Guzmán considera que en esta ocasión no va a ser suficiente para retener la gubernatura, algo que deja pensar que en los últimos comicios, que convirtieron a Alfredo del Mazo en mandatario en 2017, el triunfo se alcanzó con una diferencia muy pequeña frente a la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Delfina Gómez.
"Cuando el PRI pierde la hegemonía de esta maquinaria electoral y la replican otros partidos sí ha ido cediendo bastante terreno, al grado de que ha perdido elecciones importantes en sitios que son clave en el Estado de México, como puede ser, por ejemplo, el caso de Nezahualcóyotl", declara.
Si el PRI no hace un ajuste fuerte de su estrategia política, evalúa, es probable que el Estado de México alcance la alternancia democrática este 2023 por primera vez en su historia.
"Todos los ingredientes están puestos para eso y si el PRI no tiene esta lectura muy clara me parece que sí se encamina hacia un fracaso electoral, que desde luego va a ser muy importante para el partido en su conjunto", señala.
"El Estado de México es quizá la columna vertebral del PRI, es el estado que le da más votos y que le ha permitido incluso ganar con cierta soltura elecciones presidenciales cuando han sido competidas, y si no refuerza esta posición en el Estado de México, va a ser un golpe muy fuerte en la estructura del PRI", observa.
Desperdiciados, los nuevos cuadros del priismo
Uno de los factores que está minando al PRI es que no ha sabido aprovechar sus nuevos cuadros y renovar sus talentos y protagonistas políticos, considera el universitario. Su estructura nacional, recuerda, le permite todavía entrar en contacto con muchos jóvenes mexicanos deseosos de hacer política, sin embargo no está aprovechando estos talentos.
"Si uno revisa la posible lista de candidatos pues no encuentra figuras importantes que tengan cierto peso en el ámbito local. No son, al final del día, figuras que tengan un arrastre político y social importante", califica García Guzmán.
Esto, estima el universitario, ha llevado a que el partido ahora encare una elección donde no tiene cartas políticas que contrapesen el desafío con suficiencia y donde, además, no ha sabido abrirse a la crítica de intelectuales o de figuras con intenciones de reinventar al tricolor para fortalecerlo, a partir de nuevas filosofías o prácticas políticas.
"La estrategia a la que le ha apostado ha sido más bien a partir de las alianzas electorales, el PRI le ha apostado mucho a la alianza con el PAN, con el PRD para poder mantenerse en el juego político, en lugar de estar construyendo, precisamente, esas bases y esos liderazgos", señala.
"Que es algo que sí ha hecho, por ejemplo, con mucho éxito Morena, se critica mucho que Morena es una especie de copia del PRI en términos de maquinaria electoral y creo que en alguna medida lo es, pero además de eso sí ha sabido crear figuras políticas de peso", matiza y señala directamente a la actual titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y posible candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, Delfina Gómez.
Flexibilizarse o extinguirse
Es posible que el PRI tenga ya perdida la elección en el Estado de México, por lo que tendría que buscar no ya retener la gubernatura, sino diseñar estratégicas que le permitan contener la dimensión de la pérdida, recomienda el profesor universitario.
"Es decir, dar por hecho que no va a ganar y pensar en una transición un poquito más amable, en posicionar algunas figuras políticas dentro del propio próximo Gobierno que gane la elección. Y eso pues haría quizá un partido un poquito más versátil en términos de cómo enfrentar la derrota electoral", sugiere.
En cambio, vislumbra el doctor en ciencias políticas, si el tricolor mantiene su actitud intransigente y rígida, es posible que esté enfrentándose a su extinción, al menos como se le conoce hasta ahora.
Más allá del PRI, la democratización de México
Independientemente de si el PRI ha mutado en Morena, como acusan distintos opositores a la actual administración federal y sus aliados políticos, es un hecho que el otrora partido plenipotenciario está en proceso de reducción acelerada.
En apenas unos cuantos años, el movimiento fundado por Andrés Manuel López Obrador gobierna la mayoría de las entidades del país, además de que varias encuestas ubican a sus presidenciables entre los favoritos para continuar con el proyecto político tras la elección federal de 2024.
Cuestionado sobre el significado democrático de este voto por la alternancia, García Guzmán vislumbra una sociedad mexicana politizada que no sólo busca cambiar de color en los gobiernos, sino que tiene una exigencia compuesta de fondo.
"Sería injusto y quizás poco exacto afirmar categóricamente que partidos como el caso de Morena están replicando exactamente las mismas fórmulas del PRI tradicional, insisto, creo que algunas de ellas sí las han rescatado", reconoce.
El electorado mexicano, considera el universitario, concurre a las urnas sin ingenuidad, sin otorgamiento de cheques en blanco, con miras más allá de la dádiva electoral y otras prácticas tradicionales.
"Y en la medida en la que los partidos hagan una muy buena lectura de estos nuevos comportamientos políticos, me parece que va a ser muy importante", sintetiza.
Además, valora que problemas como la violencia de género, tan aguda en el Estado de México, serán vigilados de cerca por la ciudadanía y los electores.
"Eso va a tener que ser una bandera que enarbolen los candidatos; y si son mujeres, qué mejor", apunta.