No se puede contar la historia de Bolivia sin mencionar a Simón Patiño, quien a principios de 1900 se adueñó de la mina de estaño más grande del mundo para convertirse, así, en uno de los principales millonarios de la Tierra. Su nombre, que influyó enormemente en la vida política de su tiempo, aún perdura en decenas de obras sociales y de páginas históricas que lo presentan de dos maneras: como un genio para los negocios o como un capitalista despiadado.
Sputnik recorrió el elegante Palacio Portales, en Cochabamba, que Patiño tardó 15 años en construir para pasar sus últimos años. Pero por motivos de salud el magnate nunca pudo volver a vivir en el departamento donde nació. Falleció en Buenos Aires, capital de Argentina, en 1947, a los 87 años.
Alba Balderrama, coordinadora del área cultural del Centro Simón I. Patiño, ofició de guía entre estatuas de estilo clásico, salones inmensos adornados con cuadros antiguos y muebles traídos de Francia. El mármol de las escaleras también vino de Europa.
El Palacio Portales, en Cochabamba, construido por 'el barón del estaño' Simón I. Patiño
© Sputnik / Sebastián Ochoa
La coordinadora contó que Patiño fue uno de los tres barones del estaño que tuvo Bolivia. Los otros dos fueron Carlos Víctor Aramayo y el alemán Moritz Hochschild, quien durante el periodo nazi ayudó a miles de ciudadanos judios a huir de su país natal para darles albergue en el actual Estado Plurinacional.
"Simón Patiño es uno de los pilares fundamentales en la historia de Bolivia, en la transición del siglo XIX al siglo XX, en el paso del país a la modernidad", destacó Balderrama.
Y agregó: "Don Simón ha sido uno de los que ha impulsado este paso del país hacia la modernidad, lo cual ha sido duro, porque Bolivia no estaba preparada para ese avance. Eran tiempos en los que habíamos perdido territorio con Chile [a raíz de la Guerra del Pacífico, entre 1879 y 1884] y con Brasil", en la Guerra del Acre, entre 1899 y 1903.
Estos conflictos bélicos "quitaron territorio y empobrecieron al país", afirmó. En ese contexto, Patiño "ha ayudado a Bolivia a entrar a la modernidad, aunque no de pleno".
Balderrama recordó que durante la Guerra del Chaco (1932-1935) el magnate minero dio dinero al Gobierno boliviano, así como donó aviones y ambulancias a su Ejército. Además, Patiño contribuyó a instaurar "una nueva forma de pedagogía trayendo al señor George Rouma", quien diseñó un nuevo sistema educativo para el país durante el Gobierno de Ismael Montes (1904-1909), quien también había llegado a la presidencia con apoyo del multimillonario.
Un hombre de acción
Patiño nació en Cochabamba en 1860. Siempre llevó el apellido de su madre, María, porque su padre se negó a reconocerlo. Contra todos los obstáculos logró hacer prevalecer su voluntad, incluso ante el cerro Llallagua, que durante décadas no había dado ganancias a sus sucesivos dueños. Hasta que la adquirió este empleado de un comercio que vendía dinamita, alimentos y otros artículos a los polvorientos mineros que cada tanto emergían de las profundidades.
Patiño se fue a vivir junto a la mina La Salvadora, situada en la montaña Juan del Valle. Luego de un año encontró la veta de estaño que lo convertiría en pocas décadas en uno de los hombres más ricos del mundo.
Su historia hace recordar inevitablemente a Esteban Trueba, personaje de la novela La Casa de los Espíritus, de la escritora chilena Isabel Allende. Salvo que el ser ficticio hizo su inmensa fortuna con una veta de oro.
A los 29 años Patiño se casó con Albina Rodríguez, de 16 años. Tuvieron siete hijos, de los cuales sobrevivieron cinco: Graziella, Elena, Luzmilla, René y Antenor. El patriarca siempre se mostró amante de su familia, fundamentalmente de su esposa. Actualmente, varios hospitales y escuelas que él mandó a construir llevan por nombre Albina R. de Patiño.
El imperio de Patiño ocupó Bolivia y traspasó sus fronteras. En su tierra natal fundó el Banco Mercantil, en 1906. Para 1910 era dueño de minas de Llallagua, Catavi, Uncía y Huanuni, en los departamentos andinos de Potosí y Oruro. En 1911 hizo construir el ferrocarril Machacamarca-Uncía en esa región.
En 1924 registró en Estados Unidos la Patiño Mines & Enterprises Consolidated, Inc. Y en 1930 creó el Comité Internacional del Estaño, con el cual logró mantenerse relativamente a salvo de la Gran Depresión.
Compró minas en Malasia, fundidoras de metales en Inglaterra y en Alemania. No le quedaba desmedido el título popular de Barón del Estaño. De hecho, sus hijos e hijas tuvieron romances y matrimonios con personas de la nobleza de Europa.
En 1942, mineros de Catavi, Llallagua y Siglo XX, en el departamento de Potosí, entraron en huelga en reclamo de mejoras salariales. Según diversos historiadores, Patiño avaló que el Gobierno militar de Enrique Peñaranda (1940-1943) envíe militares para concluir con las protestas. Este episodio de la historia boliviana se recuerda como la masacre de Catavi.
La Fundación
El Palacio Portales, en Cochabamba, construido por 'el barón del estaño' Simón I. Patiño
© Sputnik / Sebastián Ochoa
Los herederos de Patiño crearon en 1958 en la ciudad de Ginebra, Suiza, la Fundación Simón I. Patiño, dedicada a la promoción de la educación, la cultura, la salud y la agroecología.
La Fundación Patiño tiene actualmente 15 centros en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz (este). "El más importante es el de Cochabamba, porque la familia ha intentado que su legado irradie desde el centro del país. También está la casa en la ciudad de Oruro, donde empezó todo", explicó Balderrama.
En el departamento de Cochabamba también funciona el museo-granja Pairumani, en otro palacio construido para su esposa Albina, quien falleció en París en 1953, a los 80 años. La pareja fue enterrada en esta propiedad de Cochabamba.
En la ciudad de La Paz está el hospital infantil que también lleva el nombre de Albina R. de Patiño. "Allí también está el Espacio Patiño, que es parte del pilar de Educación y Cultura. En la ciudad de Santa Cruz está el centro ecopedagógico, que engloba actividades culturales y pedagógicas", comentó Balderrama.
A través de sus redes sociales y de su página web promocionan actividades culturales que se desarrollan a diario en todo el país.
En el Palacio Portales, que dispone de un teatro al aire libre, se celebran conciertos y exposiciones fotográficas durante el mes de junio. "Estamos trabajando arduamente para julio, cuando serán las vacaciones invernales. Va a haber muchos talleres para niños en pintura y canto", explicó la coordinadora del área cultural.
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