En el folclore de los pueblos indígenas del oriente boliviano perdura la leyenda del Gran Moxos, o del Gran Paititi: antiguos reinos paradisíacos donde los originarios alcanzaron niveles de desarrollo y abundancia inimaginables para las comunidades que hasta hoy siguen en pie. Una reciente investigación demostró que en las llanuras pantanosas del departamento Amazónico de Beni realmente existió una civilización que se perdió en el olvido. ¿Quiénes la integraron?
Carla Jaimes Betancourt comenzó a investigar las selvas benianas 20 años atrás, cuando aún era estudiante de Arqueología. Hoy, ya doctorada en la Universidad de Bonn, Alemania, integra el equipo que publicó su hallazgo en la revista Nature.
"Este estudio verificó, por primera vez, la existencia de ciudades en la Amazonía precolombina", dijo la arqueóloga a Sputnik.
El descubrimiento se realizó en la zona beniana de Casarabe, con apoyo del dispositivo LIDAR —sigla de Light Detection And Ranging, detección y alcance de luz—, que emite un pulso láser para leer topográficamente el terreno, sin la espesura del monte. Adjuntaron este aparato a un helicóptero y así lograron captar con claridad las huellas de construcciones pasadas.
Descubren ciudades precolombinas ocultas en la Amazonía boliviana: mapa de los llanos de Moxos
La tecnología LIDAR se utiliza también en los autos que se conducen de manera autónoma, para detectar los objetos que rodean al vehículo.
¿Qué encontraron bajo la capa densa de bosque amazónico? "Son sitios arqueológicos bastante extensos, incluso de más de 300 hectáreas, que estaban conformados por arquitectura monumental, por ejemplo montículos, plataformas interconectadas por canales, terraplenes", describió la investigadora.
Jaimes destacó que estas ciudades no fueron improvisadas: "Tenían una planificación en su manera de construir en este espacio. Se tienen plazas en forma de U, se tienen diferentes puntos de control y, sobre todo, nos demuestran que en la Amazonía precolombina se podía sostener una población mucho más densa de la que hay hoy en día. Al mismo tiempo, podían transformar el paisaje que les rodeaba".
La población del departamento de Beni, el segundo más grande en tamaño de Bolivia, es de 500.000 personas, aproximadamente. Su territorio está compuesto en gran medida por llanuras inundables, que están cubiertas por agua desde noviembre, cuando se inicia la época de lluvias, hasta abril o mayo de cada año.
Según las y los investigadores, la antigua civilización en cuestión había construido una serie de canales y lagunas artificiales para aprovechar el excedente de agua de la mejor manera. Asimismo levantó camellones de cultivo de vegetales y para la crianza de peces.
Descubren ciudades precolombinas ocultas en la Amazonía boliviana: mapa del sitio de Cotoca
"Para hacer visibles los sitios arqueológicos o la monumentalidad escondida por la densa vegetación en los llanos de Moxos usamos la tecnología LIDAR, que es un sensor que nos permite medir la superficie de la tierra", explicó Jaimes.
A estas imágenes "se puede sacar digitalmente la capa de vegetación. Entonces se generan mapas bastante precisos de la superficie de la tierra, por eso podemos hacer visibles estas construcciones arquitectónicas".
Civilización hidráulica
Oscar Saavedra es un investigador beniano, autor del libro Culturas Hidráulicas de la Amazonía Boliviana. Comentó que en su departamento llueven anualmente 2.000 litros por metro cuadrado. "En época de lluvia es muy complicado llevar una arroba sobre estos terraplenes, diques, caminos. Pero una persona puede mover fácilmente 200 kilos en una pequeña canoa", dijo a Sputnik.
El investigador se mostró satisfecho, porque finalmente se demostró lo que desde hace décadas pregona. Indicó que hasta ahora las academias de Antropología de Europa y de Estados Unidos habían considerado un cuento la existencia de esta civilización.
"Este descubrimiento demuestra que hubo enormes edificaciones, como las pirámides de piedra y tierra, que constituyen las obras civiles más grandes de la historia conocida de la humanidad", aseguró Saavedra.
Los restos de estas construcciones se encuentran desperdigados por todo el departamento amazónico.
Descubren ciudades precolombinas ocultas en la Amazonía boliviana: ciudades con forma de U
El investigador afirmó que incluso el bosque "ha sido inducido a formarse. Es un bosque en gran medida antropogénico".
Estas y otras afirmaciones "han sido parte de un debate que dominó los últimos 20 años. Ahora, por fin los arqueólogos extranjeros aceptan lo que nosotros vemos desde hace años. Y esta posición se complementa con la domesticación de alimentos, como la yuca, el maíz, los ajíes, el cacao, por parte de los ancestros nativos".
¿Por qué nadie los recuerda?
Hubo una civilización que manejó con destreza las aguas de las abundantes lluvias, que se sumaban a las que bajaban constantemente de los Andes, para configurar ciudades mayormente acuáticas. Quedan sus construcciones, como camellones y lagunas rectangulares que se ven con claridad desde la ventana de cualquier avión sobre suelo beniano. Pero ¿por qué no existe registro de esta antigua cultura?
"En la Amazonía se manejan varias hipótesis: de acuerdo a excavaciones arqueológicas realizadas en algunos montículos de los llanos de Moxos, se ha constatado que la última ocupación data del siglo XV", explicó Jaimes.
"Es decir que estas poblaciones habrían colapsado antes de la llegada de los españoles. Este colapso pudo ocurrir por cambios estructurales, sociopolíticos, posiblemente por un cambio climático o alguna época de sequía, que no habría permitido a estas culturas mantenerse", agregó.
Aunque los conquistadores españoles llegaron a esta región hacia 1.600, tiempo antes ya habían llegado varias enfermedades que también los acompañaban en sus barcos.
"A pesar de que los primeros españoles entraron a la Amazonía a principios del siglo XVII, las enfermedades ya habían llegado por ríos. Todas estas epidemias habían causado la mortalidad bastante rápida de cientos de miles de personas", dijo la arqueóloga.
"Estas decaídas poblacionales habrían afectado al sistema de organizaciones, la estructura sociopolítica, lo cual llevó a que se forme un patrón disperso, mucho más frágil y débil", comentó.
Según Saavedra, estos pueblos se dispersaron y se amalgamaron con otras civilizaciones. Asoció la caída de estas ciudades, hacia 1.400, con un salto en las tecnologías de agricultura que vivió en esa misma época el pueblo Mapuche, al sur del continente. Prueba de ello están también en las vasijas de esos tiempos, que incluyeron motivos amazónicos en sus diseños.
En definitiva, consideró que este hallazgo marca un antes y un después en la manera en que se estudia a los antiguos pueblos amazónicos: "Debe reformarse toda la perspectiva teórica de la antropología amazónica. Se teorizó que los camellones de Beni, que son sistemas de cultivo con plataformas elevadas, eran producto de rugosidad tectónica", contó.
Y siguió: "Luego, dijeron que los camellones eran sucesivos abandonos de tierras por parte de nómades y cazadores sedentarios. Finalmente cae esta manera limitada de entender a las culturas amazónicas y se reconocen las pirámides, los canales de navegación".
Según Saavedra, "hay lagunas cuya fecha de construcción data del 4.000 antes de Cristo. Pero nos decían que aquella población no tenía tecnología para hacerlo y buscaban respuestas en la nada".
Para Jaimes, es fundamental trabajar en conjunto con los pueblos indígenas de esta región para desentrañar su historia borrada: "En los últimos 20 años se trata de hacer investigaciones arqueológicas mucho más participativas, donde también nosotros aprendemos mucho sobre sus percepciones del pasado y podemos entender mejor los mitos y las historias que ellos tienen en sus propias lenguas".
En este sentido, evaluó que se deben rescatar "experiencias transmitidas de generación en generación, sobre cómo actuar en uno de los hábitats más biodiversos del mundo. Toda la gran biodiversidad de la Amazonía es un legado cultural de una sabiduría que ha sido heredada a los pueblos actuales".
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