Siria vuelve a abrir sus puertas a los turistas

Siria fue la cuna de varias civilizaciones, mientras que su capital Damasco, ostenta el título de la ciudad habitada más antigua de nuestro planeta. No hay otro lugar en el mundo donde se puedan ver tantos monumentos antiguos en un área tan pequeña. En un par de horas se puede visitar el III milenio a.C., el Imperio Romano, Bizancio, el Califato Árabe y las Cruzadas.

En la foto: un turista cerca de las ruinas de la fortaleza Qalaat Jaabar, construida en el siglo XII.

En el noroeste, Siria está rodeada por el mar Mediterráneo, en el suroeste, limita con el Líbano e Israel y en el norte, sur y este, con Turquía, Jordania e Irak.

En 2011, al inicio de la guerra, Siria era uno de los países más populares entre los turistas de los países vecinos. Los propios sirios también tenían la oportunidad de viajar por el país y dejar grandes sumas de dinero en los restaurantes y hoteles.

Los árabes, la mayoría de ellos libaneses, constituían la mayoría de los turistas extranjeros en Siria.

Mientras que los turistas europeos estaban atraídos por la desarrollada infraestructura turística de Siria y una atmósfera pacífica en su costa del Mediterráneo, donde representantes de distintos grupos religiosos han coexistido en paz por muchos siglos.

La mayoría de los sirios no pueden permitirse hacer turismo en el extranjero, tanto por razones económicas como por problemas para entrar a otros países.

En la foto: una vista del lago Assad en la provincia de Raqqa.

Al contrario de lo que se podría imaginar, la mayoría de los sitios turísticos de Siria sobrevivió a la guerra porque los combates solo tuvieron lugar en algunas regiones del país.

El Ministerio del Turismo de Siria no dejó de trabajar ni un día incluso durante la crisis siria. Y eso ha dado sus frutos, ya que cada vez más turistas de todo el mundo desean visitar la costa mediterránea de Siria, Damasco y otras regiones turísticas.