Este 28 de abril, en Bogotá, llovió en una intensidad similar. Si bien no fue un aguacero bíblico, de los que termina en unos cuantos minutos, el agua cayó de manera constante, y penetró a la ciudad. El día en el que se conmemoró un año del estallido social, la manifestación más grande de los últimos tiempos en Colombia, hubo pocas marchas. Puede que haya sido el frío gélido que hace por estos días en la capital colombiana, o el llamado de algunos sectores a no salir. Lo cierto es que la mañana, acompañada de la llovizna constante estuvo más que tranquila.
Por ejemplo, en la Plaza de Bolívar, en el centro de la ciudad y donde usualmente llegan las grandes manifestaciones, no hubo aglomeraciones. El Palacio de Justicia, la Catedral Primada y la Alcaldía de Bogotá tuvieron su habitual tela negra, a manera de velo, para evitar cualquier desmán en sus fachadas. Sin embargo, no sucedió nada. La estatua de Simón Bolívar, que muchas veces sufrió la rabia de las gentes, fue envuelta en una lona blanca antes de las 8:00. El personaje, que tapó todo el bronce de manera meticulosa, justificó su trabajo: "Para que no toque sacarle después la pintura con la que la convierten en un payaso".
Estatua de Simón Bolívar envuelta en lona blanca para evitar que la vandalicen
© Sputnik / Camilo Amaya
Lo anterior tampoco pasó. Y por eso los policías convocados en el corredor frente al Palacio de Liévano —sede de la Alcaldía—, con escudos y bolillos, se quedaron sentados durante gran parte de la mañana, también al inicio de la tarde. "Parece que no vendrán esta vez", dijo uno de los uniformados mientras jugaba solitario en su celular.
Un poco más al norte de la ciudad, en la sede de la Defensoría del Pueblo, se llevó a cabo el primer plantón del día por parte de la Asociación Minga Indígena, que marchó desde la Universidad Pedagógica hasta ese punto para protestar contra la emergencia humanitaria que viven los pueblos en todo el país. El mensaje fue pedir por las vidas de los líderes que están siendo amenazados y de respaldo para las autoridades que llevan ya ocho meses asentadas, por vía de hecho, en el Parque Nacional (al oriente de Bogotá).
Los cascos y escudos del ESMAD
© Sputnik / Camilo Amaya
Junto a los indígenas estuvieron estudiantes universitarios que, sin importar la lluvia, hicieron de la carrera 13 —una de las principales arterias viales— un cordón humano. De hecho, por unas horas, el agua dio tregua y se pudo caminar con comodidad. Las arengas fueron varias, entre ellas, el pedido coreado por la región del Catatumbo (noroccidente del país), una zona afectada históricamente por el conflicto armado y que sigue teniendo problemas de seguridad debido a la presencia de estructuras al margen de la ley.
Fuentes de la Alcaldía revelaron que se trató de una marcha con alrededor de 3.000 personas que a eso de las 14:00, de manera pacífica, regresaron hasta la Universidad Pedagógica para que cada quien tomara su rumbo. Entrada la tarde fue que empezaron los problemas, sobre todo en la calle 26, la avenida que cruza toda la ciudad de oriente a occidente y que conduce al Aeropuerto El Dorado.
Encapuchados se enfrentaron con la fuerza pública. Gases, papas bombas, estruendos, gritos, incluso actos de vandalismo contra las estaciones del sistema de transporte Transmilenio. Cuando el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios) fue avanzando, los protestantes se refugiaron al interior de la universidad. De hecho, la noche anterior, 30 personas, que se identificaron como integrantes de grupos armados, se tomaron un edificio de la institución de educación pública más grande del país.
Los manifestantes pidiendo por la paz en la región del Catatumbo
© Foto : Cortesía Asociación Minga
Allí empezaron a fabricar material explosivo para este jueves 28. Incluso, según Dolly Montoya, rectora de la universidad, un hombre perdió una mano debido a la mala manipulación de una papa bomba. De un lado la versión fue que la fuerza pública atacó sin mediar. Del otro, que los manifestantes apelaron a la violencia y por eso fue necesario el ESMAD.
Lo cierto es que al interior del revuelo quien no tuviera identificación de prensa y estuviera tomando fotos o haciendo videos fue tratado como infiltrado, insultado e incluso atacado. Los enfrentamientos duraron más de una hora. De manera simultánea, por la Avenida Caracas, otra de las vías principales —esta va de sur a norte—, muchas personas caminaron sin generar problemas y solo unas pocas recurrieron a los actos vandálicos.
Así quedaron las estaciones de Transmilenio
© Foto : Cortesía Secretaría de Gobierno
Al final, si se puede decir que hubo un final, la jornada fue tranquila, en comparación con el estallido social de hace un año. Parece que el pueblo está más enfocado en la primera vuelta de las elecciones presidenciales (próximo 29 de mayo) y entiende que cualquier desgaste ahora puede costar más adelante. En otras palabras, hubo un llamado a la reflexión y a la prudencia. Muchos quieren dar la pelea, sí, pero en las urnas.
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