"El canal de Panamá sigue de cerca la situación actual en Ucrania, [pero] es una vía acuática de tránsito internacional permanentemente neutral", ratificó la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en un comunicado enviado a medios locales.
La referida neutralidad rige desde la firma en 1977 de los tratados entre el entonces presidente de EEUU, Jimmy Carter, y el mandatario istmeño, Omar Torrijos, para que Panamá recuperara el control de la vía transoceánica. Dicha neutralidad garantiza el tránsito seguro y abierto de las naves de todas las naciones, así en la paz como en la guerra.
La decisión, ratificada por la ministra de asuntos exteriores de Panamá, Erika Mouynes, se enlaza con la fortalecida política panameña de exterior basada en la defensa de sus intereses nacionales, asegura Marcelo Montes.
El analista internacional señala que la línea de dependencia estadounidense de Panamá se empieza a resquebrajar en los últimos años, una tendencia que se aceleró desde la llegada al poder en el 2019 del candidato neotorrijista Laurentino Cortizo, del Partido Revolucionario Democrático. Este mantiene una política exterior "más coherente y equidistante" respecto a los intereses estadounidenses, subraya.
"Queda claro que Panamá ratifica esa línea. Es decir, no se acopla automáticamente a las decisiones de Washington, no comparte la misma mirada geopolítica del mundo. Es un antecedente muy interesante para lo que ha sido la política exterior latinoamericana que va en línea con la postura de potencias regionales como Brasil, México y algunos otros países que tratan de generar una especie de tercera posición que no necesariamente sea la de apoyar absolutamente los intereses de Rusia, pero tampoco automáticamente adherirse a la postura de Washington", aclara Montes.
16 de abril 2022, 03:36 GMT
Panamá, por cuyo canal pasa un 3,5% del comercio marítimo mundial, no ha impuesto ningún tipo de sanciones contra Rusia y se limitó a votar a favor de su expulsión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. De esta manera, la decisión de Panamá de mantener la neutralidad en el asunto del paso de los buques rusos por el canal constituye un antecedente importante para la región y "un dique de contención a los intereses hegemónicos de Washington", asegura Montes.
El analista recuerda que el canal ofrece un importante servicio al transporte naval como medio de globalización. De cerrarse el paso a los barcos rusos, esto supondría un duro golpe al comercio regional y global, puesto que el país euroasiático es un importante exportador de fertilizantes y agroquímicos, así como de equipos de la industria automotriz y recursos energéticos.