Así lo aseguran panificadores y empresarios de este país.
"Decir que la marraqueta va a disminuir o desaparecer es meramente especulativo; el pan de batalla está garantizado, no va a faltar, y esto lo acabamos de ratificar con las autoridades", dijo a reporteros el presidente de la Confederación Nacional de Panificadores, Juan Cachikatari.
La declaración apuntaba a tranquilizar el mercado, después de que asociaciones de comerciantes minoristas, que cubren la mayor parte de la demanda interna, advirtieran que el conflicto europeo provocaría escasez de pan, producto que sirve como parámetro de la estabilidad de los alimentos básicos en general.
Bolivia cubre hasta una cuarta parte de su demanda de trigo y harina con importaciones, principalmente de Argentina, pero este insumo seguirá llegando a los panificadores a un precio bajo congelado y subvencionado por el Gobierno, independientemente de sus variaciones externas, aseguró Cachikatari.
Indicó que este compromiso, renovado anualmente en sucesivos convenios entre la Confederación de Panificadores y la estatal Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), fue ratificado este 17 de marzo.
"EMAPA tiene actualmente 130.000 toneladas de harina en sus almacenes y nos ha asegurado que está en condiciones de proveer mucho más, según sea la demanda", señaló.
Explicó que los panificadores, casi todos microempresarios, destinan al menos tres cuartas partes de la provisión estatal de harina a la fabricación de la marraqueta, un pan simple, bajo en grasas, hecho con harina blanca y porciones muy pequeñas de levadura, azúcar y sal.
La marraqueta "seguirá presente en el mercado, sin escasear, por lo menos hasta fin de año y al precio de 50 centavos de boliviano (0,07 dólares) cada unidad de al menos 65 gramos", remarcó Cachikatari.
Optimismo
El director de EMPAPA, Franklin Flores, se sumó al optimismo del panificador, señalando que el Gobierno había tomado "todas las medidas necesarias para garantizar la provisión de harina tanto nacional como importada al mercado interno, eliminando riesgo de escasez o especulación".
Añadió que, por su producción propia y su cercanía a la oferta argentina, Bolivia "tiene potencialmente más riesgo de especulación de algunos sectores que de escasez real de trigo y harina como consecuencia del conflicto entre dos de los principalmente productores del mundo".
En la última semana, el precios de la harina argentina que se comercializar principalmente en regiones fronterizas subió hasta en 50%, según medios locales.
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