La ministra española de Igualdad, Irene Montero, reconoció al inicio de la marcha de Madrid que "el movimiento feminista siempre se ha organizado desde su pluralidad"; pero reclamó poco después que "siempre ha sido capaz de poner encima de la mesa una agenda común", dijo.
Se refería Montero al hecho de que en la capital española las mujeres se hayan dividido en dos manifestaciones: la convocada por la Comisión 8M, en la que la propia Montero y altos cargos de su Ministerio participaron; y la del Movimiento Feminista de Madrid, a la misma hora y en un punto distinto de la ciudad.
El motivo por el que este grupo se escindió de la manifestación oficial es su desacuerdo con la Ley Trans que prepara el Ministerio de Igualdad y que posibilita la autodeterminación de género; y por su posición favorable a la abolición de la prostitución.
La Delegación del Gobierno de Madrid cifró en 30.000 personas las asistentes a la primera de las marchas y en 6.000, a la segunda.
En Barcelona, la segunda ciudad del país, hubo unas 15.000 personas, según las cifras estimadas por la Guardia Urbana y al acabar se leyó un manifiesto en el que se recordó que la pandemia ha acentuado las desigualdades.
También hubo un recuerdo en las marchas para las mujeres de Ucrania.
La brecha salarial y la violencia machista fueron otro de los temas que se mencionaron en las reivindicaciones.
Se retomaron de esta forma las marchas feministas multitudinarias por el 8M, tras la interrupción del 2021 por la pandemia, dado que en España sí se llegaron a celebrar las de 2020.
En el País Vasco, sin embargo; el movimiento feminista marchó unido bajo la convocatoria del Movimiento Feminista de Euskal Herria, bajo el lema "Lucha por un sistema público de cuidados".
Por la tarde se celebraron manifestaciones en las capitales de los tres territorios y la más numerosa fue la de Bilbao, con una primera estimación de la Policía Municipal de 16.000 personas.
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