"Como alguien que estuvo en Haití entre 2001 y 2004, puedo decir que los esfuerzos de Caricom en el país generalmente no han tenido éxito, pero supongo que uno siempre puede desearlo", tuiteó Deibert, periodista con 25 años de experiencia en la cobertura de esta nación caribeña.
Caricom es una organización internacional para el fortalecimiento de las relaciones en la región del Caribe, cuyos miembros de pleno derecho son: Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Trinidad y Tobago.
El autor de los libros Haití no perecerá: una historia reciente y Notas del último testamento: la lucha por Haití se refirió al reciente pedido de ayuda del primer ministro Ariel Henry al bloque regional, recién reunido en Belice con el Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Los jefes de Estado y Gobierno del Caricom saludaron la sugerencia de Henry sobre una eventual ayuda de la Comunidad del Caribe al diálogo político, el combate a la inseguridad, así como la defensa de la democracia y la institucionalidad en Haití.
En un comunicado emitido tras la cita en Belice, Caricom acordó enviar un equipo de trabajo a Haití para evaluar posibles acciones, aunque de entrada instaron a la administración de Henry a darle un mayor protagonismo a la sociedad civil en la búsqueda de salidas a la crisis.
La Organización Internacional de la Francofonía propuso a varios actores que mediaran para darle una resolución consensuada de la crisis en Haití, y otro tanto hizo el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, al inaugurar la construcción de un muro entre ambos países.
"Insisto, una vez más, a las grandes naciones del mundo para que acudan en rescate de Haití como corresponde", demandó entonces Abinader, quien reclamó en particular el concurso de países como Estados Unidos, Francia y Canadá, y una mayor implicación de la Organización de las Naciones Unidas.
La perenne crisis política y socioeconómica de Haití se agravó con el asesinato del presidente Jovenel Moise, el 7 de julio de 2021.