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La imparable descomposición de Bosnia y Herzegovina

Bosnia y Herzegovina ahonda su crisis tras la amenaza de los partidos croatas de boicotear los comicios de octubre si no cuentan con un territorio electoral puramente croata. Los serbobosnios, que continúan amenazando con la secesión, apoyan esa propuesta.
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Reunido el 19 de febrero en Mostar, el Consejo Nacional Croata de Bosnia y Herzegovina, formados por 12 organizaciones, pidió reforzar su representación en las instituciones estatales. Si la ley electoral no se modifica en ese sentido, considerarán los comicios como anticonstitucionales.
La propuesta croata obligaría a una reforma de la Constitución que implicaría la partición étnica del poder político, algo que desde la firma de los Acuerdos de Dayton (1995) se ha querido evitar, pero que, en la realidad, los partidos más radicales de las tres "naciones constituyentes" – serbios, croatas y bosniomusulmanes- intentan aplicar en su territorio.

Separarse de los musulmanes

Según Dayton, Bosnia y Herzegovina está compuesta de dos entidades: la República Serbia de Bosnia (Republika Srpska), de mayoría serbia, y la Federación de Bosnia y Herzegovina, habitada por croatas y bosnios (con mayoría para los musulmanes). Un representante de cada pueblo —serbio, croata y bosnio— forman la Presidencia colegiada del Estado central.
El líder de los nacionalistas croatas, Dragan Covic, exige una tercera entidad territorial (la antigua Herceg-Bosna), donde solo los croatas puedan elegir al representante croata, sin compartir el voto con los bosniomusulmanes. Desde 2006, su partido ha perdido las elecciones frente a un político que se considera croata, Zeljko Komsic, pero afiliado a un partido multiétnico, y, por lo tanto, fuera del control efectivo de los nacionalistas croatas. Covic afirmó que Komsic fue elegido solo por los bosniomusulmanes.
Hay que decir, en todo caso, que hay también ciudadanos que entran en la categoría de "otros": judíos y gitanos. Las minorías italiana, albanesa o checa tienen reservados, en teoría, escaños en el Parlamento estatal, pero los enjuagues político-electorales de las tres etnias dominantes les privan de ello. Ninguno tiene derecho, por tanto, a formar parte de la Presidencia colegiada.
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Reforzar el carácter étnico del voto es algo que los serbios de Bosnia apoyan. Esa alianza objetiva con sus "enemigos" croatas se explica por un indisimulado interés en forzar los límites de la unidad estatal. El líder de los serbobosnios y miembro de la presidencia colegiada, Milorad Dodik, amenaza desde hace años con la pura y simple secesión, una "disolución pacífica", como él mismo lo llama, para unirse posteriormente con Serbia.

Secesión Serbia

El Parlamento de la Republika Srpska aprobó incluso un proyecto de ley para desvincularse de las instituciones estatales en los campos de la justicia, el ejército, la policía y los impuestos, entre otros. Dodik matizó más tarde e intentó calmar los ánimos en lo que se considera solo otra apuesta para obtener más poder antes de las elecciones de octubre.
En todo caso, el Alto representante de la ONU para Bosnia, el alemán Christian Schmidt, aseguró ya en diciembre que Bosnia vive su "más grande amenaza existencial desde la guerra". Una guerra que provocó la muerte a más de 100.00 personas.
Analistas locales denuncian el nacionalismo exacerbado de los tres partidos mayoritarios en cada comunidad, serbia, croata y musulmán. Todos ellos, según denuncian, están interesados solo en el mantenimiento del poder y en perpetuar el clientelismo que les procura un enriquecimiento sin control, a pesar de las denuncias de la sociedad civil.

Críticas a la UE y a EEUU

Pero las mismas voces critican también la política de la Unión Europea y de Estados Unidos, que tratarían a Bosnia como un protectorado, eternizando una situación que hace de este país un Estado fallido. A la UE y a EEUU, denuncian también, no les parecería mal que los croatas obtuvieran esa tercera entidad que demandan, con tal de mantener la unidad artificial del país.
El responsable de la diplomacia de los 27, Josep Borrell, desmiente estos rumores y asegura que nunca se aceptará la desintegración de Bosnia, a pesar de la fuerza de lo que él define como "fuerzas centrífugas".
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Pero la opción de un Estado federal, sin tener en cuenta la pertenencia a las diferentes etnias, es una utopía en una región donde el orgullo nacional es el componente básico de cada comunidad.

Emigración, como única salida

Algunos representantes occidentales, como el anterior Alto Comisionado para Bosnia, el austriaco Valentin Inzko, también han colaborado a encrespar los ánimos. Antes de dejar su puesto a Schmidt, hizo aprobar una ley que castiga la apología de los crímenes de guerra.
Para los serbobosnios esta ley "contribuye a legitimar las acusaciones de los musulmanes bosnios según las cuales la Republika Srpska sería una creación surgida de un genocidio y, por tanto, debería desaparecer".
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En cualquier caso, la Ley Inzko contribuyó a aumentar el apoyo de los serbios nacionalistas a Milorad Dodick cuando este se encontraba en su momento político más bajo. También fue criticada por bosnios de diferente etnia que consideran que las atrocidades de la guerra y las diferencias etnonacionalistas no interesan a un pueblo que vive una situación económica dramática.
Es la principal razón por la que la juventud bosnia no cree en el futuro de su país y lo demuestra emigrando a Alemania, Suiza o Serbia. Solo en 2020, 180.00 bosnios, un 5 por ciento de la población, decidió tomar esa decisión.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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