El 22 de febrero de 1968 la expedición antártica soviética instaló la estación polar Bellingshausen en la parte occidental de la Antártida. La isla King-George, que forma parte del grupo de las Islas Shetland del Sur, fue elegida para la estación. La estación rusa se construyó en apenas un mes y desde febrero de 1968 nunca ha estado vacía. Así se convirtió en uno de los lugares más concurridos cerca del Polo Sur. Desde 2015, emplea a ocho personas durante todo el año y a cinco especialistas por temporada.
La estación lleva el nombre del navegante ruso, una de las personas que descubrió la Antártida, el almirante Thaddeus Bellingshausen. En enero de 2020 se inauguró un monumento a Bellingshausen en el territorio de la estación.
Desde la fundación de la estación se han llevado a cabo continuos trabajos científicos, estudios geográficos, geológicos, glaciológicos y biológicos únicos. En la foto: el buque Akademik Treshnikov cerca de la estación Bellingshausen en la Antártida.
El lugar de la estación no fue elegido por casualidad. La isla King-George tiene un clima suave a diferencia de la estación antártica de Vostok, donde las condiciones son casi cósmicas y las temperaturas descienden por debajo de los -80 °C. En la estación de Bellingshausen las temperaturas rara vez bajan de -7°C en el mes más frío y suben hasta +1°C en el más cálido.
Además, la isla King-George cuenta con una abundante flora y fauna.
En la foto: una foca en la orilla de la bahía de Bigov, cerca de la estación de Bellingshausen, en la Antártida.
Otra característica única de la estación es la Iglesia de la Trinidad Viviente, el único templo en funcionamiento de la Antártida.
El sacerdote vive permanentemente en la iglesia y como Bellingshausen se encuentra cerca de estaciones chilenas, uruguayas, coreanas, brasileñas, argentinas, polacas y peruanas, los exploradores polares locales asisten a las misas del templo ruso.
En la foto: la estación antártica Frey de Chile, cerca de la estación rusa Bellingshausen.
El 17 de febrero de 2016, el Patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia, visitó la estación rusa durante su visita a América Central y del Sur.
El buque de investigación de la Flota del Báltico, Admiral Vladimirsky zarpó de Kronstadt el 3 de diciembre de 2019 para dar la vuelta al mundo, conmemorando el bicentenario del descubrimiento de la Antártida.
La nave llegó a la estación antártica rusa Bellingshausen el 28 de enero de 2020. Allí los miembros de la expedición participaron de las celebraciones del bicentenario del descubrimiento de la Antártida.
Un helicóptero entrega provisiones a la estación de Bellingshausen en la Antártida.