La basura espacial es un problema que cada vez preocupa más a las agencias espaciales. La NASA cifró que 20.000 piezas del tamaño de una pelota de béisbol circulan por encima de nuestras cabezas. Si reducimos la envergadura, los números se engrosan: medio millón de objetos del tamaño de una canica y 100 millones de fragmentos de menos de un milímetro. Estos orbitan alrededor de la Tierra y pueden provocar problemas a los satélites en funcionamiento. Precisamente, en mayo de 2021, uno de los brazos robóticos de la Estación Espacial Internacional fue víctima de un impacto.
Para que no se repitan situaciones similares, la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) tienen una idea. Se trata de la estación telemétrica láser Izaña 1 (IZN-1), situada en la isla española de Tenerife. Esta será la responsable de controlar los fragmentos de basura espacial que estorban a las distintas misiones.
El Observatorio del Teide ha sido su campo de pruebas durante varios meses. Este se encuentra a 2.400 metros sobre el nivel del mar y es capaz de llevar a cabo operaciones de envío y recepción de láseres. La IZN-1 está lista para comenzar a funcionar. El objetivo es mitigar el peligro de accidente en el espacio.
La estación telemétrica apuntará desde Tenerife al cielo con sus láseres. Estos buscarán fragmentos y satélites inutilizados y medirán su trayectoria mediante tecnología de pulsos cortos de luz, desarrollada por la compañía alemana DiGOS. De momento, la IZN-1 solo podrá detectar satélites equipados con reflectores, ya que no superan la potencia de 150 mW. No obstante, la intención de la ESA es añadir un haz de luz infrarroja de 50 V, capaz de rastrear objetos más antiguos que no cuentan con reflectores.
Pero, no solo quieren localizar la basura espacial. Los láseres más poderosos podrán desviar ligeramente la órbita de los fragmentos. Además, podrán ser usados para comunicaciones ópticas con satélites.
Estación Izaña 1 en el Observatorio del Teide (Tenerife)
© Foto : Captura de vídeo / ESA
IZN-1 puede operar a cualquier hora del día y cuenta con sistemas de seguridad que evitarán que cause incidencias en vuelos comerciales o misiones espaciales. "Si los rayos láser impactan en los aviones, pueden ser muy peligrosos, ya que los pilotos pueden distraerse y, en el peor de los casos, perder el control", comenta Andrea di Mira, ingeniero de optoelectrónica de la ESA. "Somos muy, muy cuidadosos de que esto no suceda, con un conjunto de sensores que escanean el cielo en busca de aviones para garantizar que nuestros láseres no se acerquen ni remotamente a ellos", continúa el experto.
Se espera que el programa de seguridad Space Safety ayude a que este tipo de estaciones lleguen a otros lugares. Conseguir unas órbitas más seguras es uno de los propósitos de la ESA y otros actores con presencia en el firmamento.