"Nosotros, porque nos tomamos en serio la ultraderecha, estamos dispuestos a ayudar, pero tienen que hacer lo siguiente: en primer lugar, pedir ayuda; en segundo lugar, explicar por qué la ultraderecha no debe entrar en los gobiernos y en tercer lugar, decir si es para siempre y en todos los territorios", dijo Sánchez en el Congreso de los Diputados.
En concreto, el presidente del Gobierno pronunció estas palabras dirigiéndose a Pablo Casado, el líder del Partido Popular.
La formación conservadora fue la opción más votada en las elecciones autonómicas del 13 de febrero en Castilla y León, por delante del PSOE. Sin embargo, el Partido Popular no alcanzó la mayoría absoluta, por lo que necesita pactos con otros partidos para investir a su candidato.
Aunque el Partido Popular defiende que su intención es gobernar en solitario, la formación ultraderechista Vox —que obtuvo una notable tercera posición— reclama entrar en el Gobierno autonómico a cambio de apoyar la investidura del candidato conservador.
Esto supone un cambio de paradigma en los pactos autonómicos en España. En otros territorios, como Madrid, el Partido Popular ostenta el poder regional gracias al apoyo de Vox, pero no comparte el equipo de Gobierno junto a los ultraderechistas.
"Le ha llegado la hora de la verdad: tiene que decidir si abre las puertas de un Gobierno del Partido Popular con la ultraderecha o no", insistió Pedro Sánchez, dirigiéndose a Casado.
En opinión de Sánchez, el líder conservador se encuentra enredado en "una trampa" que le empuja a pactar con la ultraderecha tras los buenos resultados de Vox en Castilla y León.
En esa línea, afirmó que a Casado "le gustaría que otros partidos le sacaran de esa trampa", algo a lo que el PSOE se mostró dispuesto si el PP cambia de postura y reniega de cualquier opción de pacto con la ultraderecha.