"Nuestro Brasil tiene vocación de amistad con todas las naciones del mundo", expresó Bolsonaro en Twitter, sin citar las tensiones por la crisis de Ucrania ni las presiones de EEUU para que anulara el viaje oficial.
El líder brasileño se limitó a recordar que, en 1876, el emperador Don Pedro II fue el primer estadista brasileño en visitar Rusia, y que justo ahora, cuando se celebran los 200 años de la independencia de Brasil, él tiene la satisfacción de realizar el mismo recorrido.
Bolsonaro realizó el 15 de febrero privado en el recinto del Kremlin, pocas horas después de aterrizar en Moscú para su visita oficial.
Según medios brasileños como O Globo, Bolsonaro hizo una visita guiada con una intérprete, invitado por el Gobierno ruso, pero no estaba acompañado de ninguna autoridad del país euroasiático.
El Kremlin es la sede del Gobierno ruso y reúne palacios, catedrales, museos y otros edificios históricos dentro de una fortaleza en la que el presidente brasileño paseó durante hora y media.
La comitiva brasileña se aloja en el Hotel Four Seasons, en las inmediaciones de la Plaza Roja, y Bolsonaro, al contrario que algunos de los ministros que lo acompañan, decidió no dejar el hotel para salir a cenar.
El 16 de febrero condensa todos los actos previstos de la visita oficial: una ofrenda al túmulo del soldado desconocido, una reunión con el presidente Vladímir Putin, un almuerzo y una declaración conjunta a la prensa, una visita a la Duma y un encuentro empresarial.