"Argentina y América Latina tienen incapacidad para construir relaciones multilaterales por la enorme presión que tiene EEUU en el Banco Mundial y en el FMI, ya que en ellos Washington tiene poder de veto. Desde 1944, EEUU tiene el control sobre estas organizaciones y tiene la capacidad de decir a quien se le presta y a quien no", afirmó Calderón Castillo.
Las reflexiones de Calderón Castillo suceden luego de que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, atribuyó la crisis de la deuda que vive su país a la dependencia de su economía de EEUU y aseguró que el país latinoamericano necesita superarla estableciendo una cooperación más profunda con otros países como Rusia.
Argentina actualmente tiene una deuda de 44.500 millones de dólares con el FMI.
Fernández constató que "Argentina vive una situación muy especial, producto de su endeudamiento".
Estas declaraciones las hizo luego de su reunión esta semana con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Moscú.
Por su parte, Calderón Castillo explicó que EEUU tiene un poder de veto en el FMI porque las cuotas que se establecen al interior del organismo dependen del tamaño de la economía del país y de las reservas internacionales, lo que ha generado que durante los últimos 80 años, Washington tenga más del 17% del poder de voto dentro del organismo.
"Eso le garantiza convertirse en el negociador principal de todas las decisiones, teniendo en cuenta que se necesitan más del 85% del voto del organismo para tomar resoluciones. Aunque la mayoría de países decidieran votar contra EEUU, igual Washington podría impedir que esto ocurriera. Además, EEUU tiene un sistema de alianzas que hace que se convierta en el eje central del organismo, por lo que tiene la capacidad de definir una política hacia un determinado país", agregó.
En otras palabras, EEUU utiliza su poder de veto que tiene en el FMI para "trazar líneas de relacionamiento internacional, de dominación internacional", afirmó.
Consecuencias en política nacional
América Latina se convirtió el año pasado en la región de los mercados emergentes con la mayor emisión de deuda pública, ya que pidió prestado 53.000 millones de dólares para hacer frente a la pandemia del COVID-19, según un informe del banco estadounidense JP Morgan.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la deuda bruta de los gobiernos promedia el 77,7% del Producto Interno Bruto (PIB) regional.
En este sentido, Calderón Castillo recordó que América Latina compra una "deuda muy cara", por lo que parte de su riqueza termina trasladándose al FMI y al Banco Mundial en forma de intereses.
"Eso se convierte en un ancla para que esos recursos no puedan trasladarse a la población, a la generación de industria, de puestos de trabajo y por supuesto a la distribución de la riqueza social. En términos concretos, eso se ve reflejado en más pobreza, en incapacidad de los Estados de infraestructura y de impulsar planes a largo plazo", explicó.
Afirmó que la deuda termina siendo un problema para el crecimiento de América Latina, ya que el FMI y el Banco Mundial terminan imponiendo esquemas económicos que hacen que los países sólo puedan cumplir los planes planteados por los técnicos de estos organismos.
"El Estado no aparece como un ordenador de la economía sino como un espectador. Lo que se hace es minar la capacidad de distribuir la riqueza, eso se hace a partir de planes de ajuste estructural. El presupuesto que recauda el Estado se va para el pago de la deuda y no tiene margen para definir políticas sociales", agregó.
Consideró que los planteos del presidente argentino de apostar a otras relaciones con otras potencias como, por ejemplo Rusia, podría "aliviar" la dependencia que tiene América Latina a EEUU y, por ende, fortalecer las economías nacionales y sacar de la pobreza a millones de personas.