El otrora omnipotente banco estadunidense Citigroup ha puesto en venta 13 de sus filiales en el mundo, en especial, su catatónica división de banca de consumo, donde ha cesado de ser competitivo, para concentrarse en la banca institucional que le es más redituable.
Evidentemente que la venta de su banca de consumo ha provocado trémulos en los 13 países afectados, pero la reacción fue más intensa en México por su monto, su legendaria historia, y la conectividad con el T-MEC, no se diga, debido a la presencia de más de 40 millones de mexicanos migrantes en EEUU que interactúan con el célebre banco. El anterior embajador de EEUU en México, Christopher Landau, tuiteó que había 60 millones de mexicanos en EEUU, mientras que otros analistas aseveran que se encuentran subrreportados debido a la discriminación racista de la Oficina del Censo de EEUU.
Tanto la compra ayer como su venta hoy de Citibanamex es todo un tema, cuando en México aún no se restañan las heridas del vilipendiado rescate bancario conocido como Fobaproa —tuvo que ser cambiado de su nombre inicial de IPAB, por consideraciones legales— que creó a una nueva clase de banqueros: unos quebrados y otros que provenían de las denigradas Casas de Bolsa pletóricas de prácticas mafiosas.
Un servidor planteó que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, quien propició a una nueva clase de neobanqueros, se inspiró en el famoso libro de The Robber Barons —Los ladrones aristócratas— de Matthew Josephson, con el fin de crear nuevos ricos y aliados políticos indefectibles: una versión mexicana de los oligarcas de Rusia y Ucrania.
El expresidente Salinas no solo rescató a sus quebrados amigos empresarios, sino que los salvó del naufragio de sus impagables adeudos —que finalmente fueron subsidiados por los ciudadanos mediante el FOBAPROA/IPAB— y luego impulsó la privatización bancaria en manos foráneas —bancos españoles y anglosajones— cuando México se quedó prácticamente sin una solvente banca nacional para las necesidades del país, sin tomar en cuenta los minibancos locales que son de poca monta.
Siempre comenté que en el mundo financierista de entonces, la privatización de la banca mexicana a manos foráneas era mucho más deletérea que la entrega de sus hidrocarburos, también expoliados por los conglomerados anglosajones/españoles.
Existe un libro La privatización bancaria en México, lamentablemente poco leído, de Francisco Ibarra Palafox, anterior secretario general del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien detalla las septicemia de la entrega bancaria de México al globalismo neoliberal financierista.
De mis fuentes bancarias obtuve el siguiente dato comparativo que demuestra que Citibanamex ya no es competitivo en México, cuando se comparan las utilidades netas en el lapso de los recientes 11 años con el banco español BBVA. En 2010, la utilidad neta de Citibanamex fue de $24.000 millones de pesos frente a $25.000 millones de pesos de BBVA. En 2021, Banamex tendría los mismos $24.000 millones de pesos aproximadamente, frente a $61.000 millones de pesos de BBVA. ¡El banco español BBVA dejó atrás a Citibanamex tres veces más!
Ya desde la grave crisis financiera global de 2008, Citigroup, como banca corporativa neoyorquina, estaba en la lista de los bancos quebrados, como el disuelto Lehman Brothers y, en última instancia, fue rescatado en EEUU bajo la justificación de too big to fail (demasiado grande para quebrar).
Vale la pena exhibir quiénes son los verdaderos dueños de Citigroup y de su filial Citibanamex.
Para no variar aparecen los gigabancos de siempre:
1.
Vanguard Group (8%);2.
BlackRock (4.75%);3.
State Street (4.59%).Cabe puntualizar que los accionistas individuales son microscópicos con 0,48% de la tenencia de las acciones frente a los tenedores de fondos mutualistas (44.14%) y 34,08% de otras instituciones no publicitadas.
¿Cuál es el valor de venta de Citibanamex?
Pues existe una gran brecha entre las evaluaciones hasta hoy publicadas: la de Wells Fargo que la coloca en un mínimo de 5.000 millones de dólares estadounidenses hasta la muy abultada de Bank of America por 16.000 millones de dólares. ¡Estamos hablando de 11.000 millones de diferencia!
Por esa razón, la feroz amazona Jane Fraser, a cargo de la operación de compra-venta por Citigroup, todavía no decide si se hará mediante una compra simple y llana o con una Oferta Publica Inicial (IPO, por sus siglas en inglés).
A propósito, Jane Fraser anunció que "el proceso de separación [sic] comenzará inmediatamente" y "el proceso de venta en la primavera". Vale señalar que la "primavera" en la lingüística financierista de Jane Fraser inicia el 21 de marzo y concluye el 21 de junio: es decir, estamos hablando que vendría siendo puesta en venta a mitad de año como máximo. ¿Por qué tanta tardanza?
Citigroup también venderá sus sucursales por 3.700 millones de dólares estadounidenses en el Sudeste Asiático, donde salen huyendo debido a la irrupción de China con el 15-RCEP. Por eso se me hace exagerado el monto de la venta de Citibanamex por 16.000 millones de dólares.
En realidad, en la fase de desglobalización financierista, Citigroup cesó de ser el megabanco de antaño, amén que lo han digerido tres gigabancos: Vanguard/BlackRock/State Street.
Citigroup se encuentra en el lugar 82 del ranking planetario de Fortune 500 Global: ¡periclitó 12 lugares de su anterior sitial del año pasado!
Cabe rememorar que cuando fue vendido Banamex a Citigroup por 12.500 millones de dólares no pagaron impuestos y, lo peor, se quedaron con uno de los máximos acervos históricos/culturales de México, en especial, de su era Colonial.
Recuerdo que en esa ocasión formé parte, como ciudadano proactivo, de un grupo de políticos —3 exjefes de Gobierno de Ciudad de México: Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard y López Obrador, quien hoy es presidente— para literalmente rogar al controvertido vendedor de Banamex, Roberto Hernández Ramírez, de preservar sus tesoros artísticos como patrimonio cultural que estaban cotizados en alrededor de 1.000 millones de dólares.
Bueno, el que fuera uno de los principales accionistas de Televisa, Roberto Hernández Ramirez, se rehusó a ceder al país el acervo simbólicamente significativo del patrimonio cultural mexicano.
13 de enero 2022, 20:19 GMT
Dado el nacionalismo cultural del presidente López Obrador habría que tener en el radar de la toma de decisiones la recuperación de casi 3.000 piezas de arte y del Palacio de Iturbide —ubicado en la calle Madero del Centro Histórico de Ciudad de México— y el Museo Casa Montejo en Mérida (Yucatán).
Si efectivamente Citibanamex se va a remexicanizar, no sería mala idea que los nuevos accionistas restituyan su acervo cultural: ya sea de forma voluntaria; ya sea por un trueque de impuestos.
El problema no es que Citigroup venda su filial en México y huya de otros países en vías de desarrollo causando estragos, sino que existan todavía capitalistas autóctonos que puedan adquirir los bancos que emprenden la fuga para consolidar sus ganancias en Wall Street.
En esta fase de transición de la desglobalización y el florecimiento de los regionalismos, el 'caso mexicano' significa(rá) el laboratorio de experimentación para la creación de una genuina banca latinoamericana con visión local y regional.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK