Si están pensando hacerse un tatuaje a color… No se lo piensen mucho y háganselo cuanto antes porque estamparse un tatuaje de este tipo en Europa va a resultar complicado a partir del 4 de enero de 2023.
¿El motivo? Entra en vigor la nueva legislación de la Unión Europea para regularizar el sector que introduce nuevos parámetros para las tintas que se utilizan en este tipo de prácticas.
Hasta ahora, el mundo del tatuaje es una práctica poco regulada, pero que sin embargo, tal y como señalan las autoridades sanitarias europeas, puede entrañar riesgos para la salud, porque numerosos componentes químicos que se emplean para sus tintas pueden causar cáncer o alteraciones genéticas.
Con la nueva norma, y debido a un estudio de cinco años realizado por la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos, desaparecerán del mercado unos 4.000 tipos de colorantes que hasta ahora circulaban libremente a pesar de ser cancerígenos o tóxicos y que pueden provocar mutaciones genéticas o alteraciones en la reproducción.
A partir de la puesta en vigor de la nueva norma, se creará una tarjeta de identidad de los colorantes para regular su uso y detallar cuáles quedarán completamente fuera del mercado de la Unión Europea.
"El objetivo de la restricción es hacer que las tintas para tatuajes sean más seguras y proteger a las personas de problemas o efectos graves para la salud", asegura en un comunicado la Agencia Química Europea (ECHA). "Es la medida más adecuada para controlar los riesgos que plantean estas sustancias y es proporcional al riesgo porque aportará beneficios significativos para la sociedad. Es decir, se evitarán los efectos adversos en la piel y otros impactos en la salud, al tiempo que no impondrá impactos económicos significativos en las cadenas de suministros", argumentan estas autoridades.
Sin embargo, la medida ya ha levantado la suspicacia y preocupación del gremio de tatuadores, porque alegan falta de información concreta y a día de hoy, desconocen de qué manera les puede afectar, aunque tienen claro que la nueva norma repercutirá económicamente en el negocio: habrá menos demanda y subirán los precios de las tintas permitidas por la UE, algo que terminará repercutiendo en el consumidor final.
España es uno de los países que ya había adoptado ciertas precauciones con las tintas de colores desde la década anterior, pero la nueva decisión restringe todavía más las posibilidades de uso y los estudios van a tener que buscar alternativas legales.
Marchan es un tatuador venezolano que lleva varios años trabajando en un estudio junto a la Puerta del Sol de Madrid y muestra a Sputnik su preocupación ante el futuro:
"No hay conclusiones concretas, pero simplemente por la sospecha deciden retirar la mayoría de colores con los que trabajamos", alega.
Sin embargo, según confiesa, hoy en día y según la regulación vigente, "ya hay muchos colores y muchas marcas que no deberíamos usar porque no están homologadas en Europa, pero las usamos igualmente porque sabemos que son marcas buenas que se utilizan en otras partes del mundo. Cuando vienen los inspectores de sanidad ocultamos las marcas que no están homologadas y ponemos las otras a la vista; pero esos mismos inspectores se tatúan y piden las marcas que según la normativa no deberíamos poder usar, así que es contradictorio".
El profesional sostiene que muchos estudios incluso colocan etiquetas a los botes de tinta señalando que no son aptas para inyectar en el cuerpo humano y de esta manera cubrirse las espaldas frente a los controles sanitarios, pero que en el día a día los utilizan.
Marchan cree que va a pasar lo mismo con esta nueva normativa que afecta a la mayoría de la paleta de colores. El tatuador cree que se seguirán usando, aunque sea "en negro", pero que será más difícil conseguirlas y encarecerá los precios finales del tatuaje.
Otro dato importante es que aunque en teoría, la normativa afecta solo a las tintas de color, según explica el venezolano, "el negro que utilizamos para los tatuajes tradicionales también contiene estos pigmentos que ahora dicen que no podremos usar".
Las normas se aplicarán a los tatuajes, pero también al maquillaje permanente que sigue los mismos procedimientos.
La nueva ley entrará en vigor en enero de 2023 y según el comunicado de la ECHA, "los proveedores de tintas para tatuajes podrían tener que reformular sus tintas en un plazo de 12 meses a partir de ese momento", por lo que todavía los negocios tienen cierto margen.