Publicada por primera vez en junio de 2018 y aprobada en mayo de 2019, la revisión número 11 de la CIE tipifica la adicción a los videojuegos como un trastorno que se caracteriza por un patrón de comportamiento "persistente o recurrente" que se manifiesta por el deterioro en el control sobre el juego; el incremento en la prioridad dada al juego al grado que se antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria; la continuación o incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.
El documento subraya que "generalmente es evidente durante un período de al menos 12 meses para que se asigne el diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves".
"El diagnóstico de trastorno por uso de videojuegos puede ser asignado solo por los médicos profesionales. Así que no se puede aplicar el diagnóstico de trastorno por uso de videojuegos hacia sus parientes o amigos. Esto les corresponde solo a los médicos", subrayó el experto de la OMS en sustancias psicoactivas y comportamiento adictivo Vladímir Pozniak.
El especialista reiteró que "no se puede decir que cierto aumento de la intensidad de la actividad en los videojuegos es un trastorno".