Alejandra no había alcanzado aún la pubertad cuando un amigo le presentó a la Santa Muerte. "Empezamos a darnos cuenta que me gustaba bastante el tema, de ahí siempre fui devota de ella y me he encomendado a que me ayude, me guíe y me dé pauta", señala la mujer de hoy 30 años.
Viuda y madre de tres adolescentes, Alejandra es el sustento principal de su casa y familia; ella asegura que en esta creencia ha encontrado un respaldo que no halló en ninguna otra parte.
Como ella, muchas otras mujeres que han enfrentado el desamparo, la injusticia, enfermedades o la violencia han recurrido a este culto que hunde sus raíces profundas hasta el mundo prehispánico aunque haya pasado mucho tiempo en las catacumbas de la cultura popular mexicana.
Popular y femenino
Alejandra recuerda que cuando era niña, sus primas que vivían en el Estado de México, tenían en su casa un altar en honor a la Niña Blanca. Hoy, ella tiene un pequeño altar en su habitación, donde le deja su agua, su flor, algunos dulces o un trago de tequila para que tenga para tomar. En el mismo altar también tiene la foto de sus hijos para que la Santa los cuide.
Fernanda, adolescente, también profesa fe en la Santa Muerte
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"No soy de tener un altar enorme, pero creo que una persona que ama, no necesita demostrarlo con cosas materiales, simplemente en la mente y el corazón, cada una sabemos en lo que creemos", señala.
Tanto ella como otras mujeres que platicaron con Sputnik para este reportaje, combinan el culto a la Santa Muerte con su creencia en Dios o en la Virgen de Guadalupe. Aunque para muchos esto parezca una contradicción, la mujer señala que la repulsión hacia el culto a la muerte ha sido estimulada por una difusión nociva que el catolicismo ha hecho sobre esta creencia.
"Cada quien tiene un Dios a su manera, no necesariamente es la imagen de un Cristo en su Cruz. En mi caso, siempre que he tenido la fe de pedirle algo, ella (la Santa Muerte) me ha dado la oportunidad de decirme 'si lo necesitas, tómalo '. Ella nunca me ha dejado sola, y siempre que me he encomendado a ella, me abre los caminos", reflexiona Alejandra.
A pesar del estigma que recae en quienes rezan a la Santa Muerte, Alejandra asevera que esta creencia está en auge gracias a celebraciones como el Día de Muertos, mismas que dan pie a un acercamiento hacia el culto.
Unos fuman mota, otros beben alcohol, otros más simplemente rezan. Cada creencia y su forma de expresarla es diferente, apunta; sin embargo, para Alejandra es evidente que son las mujeres quienes mantienen a flote este culto.
El santuario en honor a la Santa Muerte ubicado en el barrio de Tepito es el más concurrido de la Ciudad de México y fue fundado y es sostenido por Doña Queta. Y también son mujeres, en su mayoría, quienes cada primer día del mes le rinden culto en las calles del llamado Barrio bravo.
En la colonia Pensil, en la alcaldía capitalina Miguel Hidalgo, donde vive Alejandra, el altar de la Santa Muerte también lo fundó una mujer: María Angélica Sánchez Yépez, hace 17 años.
Doña Angélica fue la fundadora de un altar a la Santa Muerte en la colonia Pensil, en la CDMX
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"Soy muy devota porque le debo muchos favores, muchos milagros me ha hecho", cuenta doña Angélica a Sputnik, durante una de las celebraciones con mariachi que le ofrendó un devoto del barrio.
En su caso, una experiencia violenta cercana que tuvo uno de sus hijos la acercó a la Santa Muerte, a quien le prometió no volver a beber alcohol si mantenía a su hijo con vida y con bien. Desde entonces, su devoción fue creciendo hasta montar el altar en la entrada a su casa.
"Mientras Dios y ella me den la vida, aquí va a estar su altar para quien quiera venir y va a ser muy bien recibido", concluyó.