"Muchas iglesias locales, congregaciones religiosas y organizaciones católicas están dispuestas para acogerlos y acompañarlos hacia una integración fecunda, basta abrir solo una puerta, la del corazón", dijo el pontífice.
Según recordó, durante su reciente viaje a Chipre y Grecia "pude tocar con la mano, otra vez más, la humanidad herida de los refugiados y los migrantes".
"También constaté que solo algunos países europeos están aguantando la mayor parte de las consecuencias del fenómeno migratorio en el área mediterránea, aunque en realidad eso requiere la responsabilidad compartida de todos, que ningún país puede esquivar, porque es un problema de humanidad", acotó el obispo de Roma.
Además, el papa aseguró que la Iglesia se preocupará de los refugiados que había traído a Roma desde su viaje a Chipre y Grecia.
Según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones, durante la última semana más de 160 personas fallecieron, mientras trataban de atravesar el Mediterráneo.