Corría el año 2011 y Gabriel Boric resultaba electo a la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) para el periodo 2011-2012, en representación del movimiento universitario Izquierda Autónoma, en reemplazo de la actual diputada por el Partido Comunista de Chile Camila Vallejo, presidenta de FECH entre 2010 y 2011.
Aquel protagonismo de Boric durante su mandato a cargo de la FECH lo catapultó a ser electo diputado de la República en 2014, cargo que aún ostenta luego de ser reelecto en 2018 por el partido Convergencia Social.
Misma suerte electoral corrió la llamada bancada estudiantil compuesta por exdirigentes estudiantiles que como Boric alcanzaron escaños en el congreso chileno: Camila Vallejo; Giorgio Jackson, presidente Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica 2011, y Karol Cariola, presidenta Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción 2010.
Aquel año 2011, durante la primera administración de Sebasián Piñera (2010-2014), fue testigo del resurgimiento de las movilizaciones estudiantiles a nivel nacional, a partir de los rumores de venta de una universidad privada de la capital a un conglomerado internacional, cuyas protestas fueron apoyadas por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech).
Sumado a lo anterior, en mayo de aquel año comenzaba la suma de reivindicaciones que se aglutinaron en distintas demandas, tales como reclamos por financiamiento, retrasos en la entrega de becas y problemas con la Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE) de transporte público.
El Gobierno respondió a las demandas estudiantiles con represión policial, por lo cual el movimiento que comenzó por reclamos específicos fue multiplicando su órbita de influencia hasta aglutinar a miles de estudiantes en pos de cambiar la Ley General de Educación, promulgada en 2006 por Michelle Bachelet, en reemplazo de la dictatorial Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza, luego de las protestas estudiantiles de aquel año.
Cimientos para un cambio
Durante las movilizaciones estudiantiles de 2011, surgieron las primeras voces que comenzaron a exigir la necesidad de redactar una nueva constitución para el país en reemplazo de la actual carta magna —promulgada durante la dictadura de Pinochet (1973-1990)— dados los obstáculos que imponían sus cuórum para cualquier tipo de cambio propuesto por la sociedad civil.
Movilizaciones estudiantiles Chile 2011
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Sin embargo, no fue hasta el estallido social de octubre de 2019 en el país austral, revuelta propiciada una vez más por los estudiantes chilenos, cuando la presión social por cambios reales hizo eco en la ciudadanía en general, y se alcanzaron acuerdos para redactar una nueva constitución como camino de salida a la revuelta popular, en el llamado 'Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución'.