España

Pasionaria, un cuarto de siglo en la Unión Soviética

El mes de septiembre se publicó la que, sin duda alguna, es la más exhaustiva y documentada biografía de la principal líder del Partido Comunista de España en el siglo XX, Dolores Ibárruri, La Pasionaria. Con su autor, el historiador y periodista Mario Amorós, repasamos los periodos en que vivió exiliada en la URSS.
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¡No pasarán!, una consigna popular, un grito de esperanza, una orden militar. Dos palabras inseparables pronunciadas de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, la líder comunista, en 1936 animando a la resistencia popular de Madrid para rechazar la entrada de las tropas golpistas de Franco y que hicieron de ella un mito.
Nacida en el seno de una humilde familia vasca, Dolores Ibárruri fue miembro del Partido Comunista de España desde su fundación, elegida diputada en las elecciones de febrero de 1936, las últimas celebradas durante la Segunda República Española. Secretaria general desde 1942 hasta 1960, cuando pasó a ocupar la presidencia del PCE hasta su fallecimiento en 1989.
Como a todos los comunistas que lograron sobrevivir a la represión de la dictadura franquista, el exilio fue la única opción para continuar la lucha. Y ahí es donde la Unión Soviética tuvo un papel fundamental en su vida.
No solo gracias a su ayuda y hospitalidad pudieron los comunistas españoles seguir manteniendo su organización, su esperanza y su lucha, sino también dar a conocer al resto del mundo de manos de los líderes de la izquierda el sufrimiento y el genocidio del pueblo español bajo la dictadura de Francisco Franco.
Al acabar la Guerra Civil española, Dolores Ibárruri se trasladó a la Unión Soviética donde pasó alrededor de 25 años, repartidos en diferentes periodos. Allí conoció los logros de la revolución socialista, compartió los sacrificios en el combate contra el nazismo, incluido la muerte de su hijo Rubén en el frente de Stalingrado, despachó en numerosas ocasiones con los mandatarios soviéticos, especialmente con Stalin, y se reunió con todos los líderes del comunismo mundial.
En esta biografía, que sale a la luz precisamente en el año en que el Partido Comunista de España cumple cien años, bajo el título ¡No pasarán! Biografía de Dolores Ibárruri, Pasionaria, el periodista e historiador Mario Amorós dedica gran cantidad de sus páginas a los periodos de la líder comunista en la Unión Soviética. Es en esa parte de la historia donde nos centraremos en esta entrevista.
Mario Amorós, biógrafo de Dolores Ibárruri
En la biografía de Dolores la URSS juega un papel fundamental. ¿Qué años o periodos son los que Dolores pasa en la URSS?
— Dolores Ibárruri viajó por primera vez a la Unión Soviética a fines de noviembre de 1933 para asistir a un encuentro de la Internacional Comunista. Pasionaria jamás olvidó las sensaciones de aquel primer viaje, los sentimientos que despertaron en ella el país y la sociedad que posteriormente la acogerían durante la mayor parte de su largo exilio (1939-1977), por cuya defensa su hijo Rubén entregaría la vida y donde nacieron sus tres nietos en la década de los 50.
Fue una estancia determinante para su vida y su compromiso político, recorrió la URSS y permaneció allí hasta mayo de 1934. A su regreso a España decidió consagrarse a su labor como dirigente nacional del PCE. Regresó de nuevo a Moscú en el verano de 1935 para asistir al decisivo VII Congreso de la Internacional.
Después llegó la derrota de la República en la guerra de España, y ya fue como exiliada en abril de 1939. Estaría hasta febrero de 1945. Posteriormente, desde finales de 1948 hasta 1955, en ese periodo estuvo tres años en Bucarest. Finalmente desde 1959 hasta que volvió a España en 1977. Por tanto, más de 25 años de su vida los pasó en la Unión Soviética.
Dolores Ibárruri en Francia en 1939
¿Qué reconocimientos le dieron en la URSS a Dolores?
— En noviembre de 1961, fue investida doctora honoris causa en Ciencias Históricas por la Universidad Lomonósov y en mayo de 1964 fue condecorada con el Premio Internacional Lenin "Por el fortalecimiento de la paz entre los pueblos" la principal condecoración para personalidades extranjeras que la URSS concedía y que en aquellos años también lograron Pablo Picasso, Rafael Alberti o Pablo Neruda.
¿Cuántos españoles terminaron yendo a refugiarse a la URSS? En el caso de los "niños de la guerra" quizá los más jóvenes no conozcan el hecho, en la biografía de Dolores se citan en varias ocasiones. ¿Podrías explicarlo brevemente? ¿Qué les dio la URSS además de refugio?
— En marzo de 1939 vivían en la URSS casi 3.000 "niños de la guerra", evacuados de España en distintos barcos en 1937 y 1938, junto con sus profesores y el personal auxiliar que los acompañaron. A esta colonia se unieron a partir de entonces alrededor de un millar más: dirigentes comunistas, militares de alta graduación, cuadros medios y militantes de base del PCE, junto con sus familias.
29 militares surgidos de las milicias iniciaron estudios en la Academia General Superior del Ejército Rojo; y otros militares de carrera fueron a la Academia de Estado Mayor K. E. Voroshilov. Unos 150 cuadros políticos de rango medio recibieron formación política e ideológica en la Escuela Leninista, mientras que los militantes de base empezaron a trabajar en las fábricas.
Desde la URSS, Dolores participa en la creación de Radio España Independiente, Estación Pirenaica. ¿Cuál fue el papel de las autoridades soviéticas en esa radio?
El 23 de junio de 1941, al día siguiente de la sorpresiva invasión nazi de la Unión Soviética, la Internacional Comunista planteó crear "una emisora internacional de radiodifusión" con sus correspondientes secciones nacionales.
Así nació Radio España Independiente, Estación Pirenaica (nombre ideado por Dolores Ibárruri, su primera directora), que empezó a emitir el 22 de julio desde Moscú. Durante treinta y seis años, miles de españoles, dentro y fuera del país, intentaron cada día sintonizar "la única emisora española sin censura de Franco", que desde el este europeo emitía en onda corta y transmitía un mensaje de lucha y esperanza "en los interminables y duros años de represión", escribió Dolores Ibárruri.
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Creo que en 1941, los españoles exiliados en la URSS crean su propia compañía militar que se integra en el Ejército Rojo. ¿Cómo fue eso?
— Apenas 48 horas después de la agresión militar contra la URSS, desde México, los comunistas difundieron un extensísimo manifiesto que llamaba a la solidaridad activa con la Unión Soviética y a luchar para impedir la entrada de España en la guerra al lado de Hitler.
Al igual que otros compatriotas exiliados en la Unión Soviética, Rubén Ruiz Ibárruri (hijo de Dolores) se presentó como voluntario en el estadio Dínamo de Moscú. Se creó entonces la 4ª Compañía Especial, formada solo por españoles e integrada en el primer regimiento de la división especial motorizada del Ministerio del Interior. El 18 de julio, Dolores Ibárruri llegó al cuartel donde se adiestraba aquella unidad para dirigirles estas palabras: "Son tiempos de lucha y sabemos que no la teméis. Y la lucha junto al pueblo soviético, que defiende su libertad y su independencia, la lucha contra los hitlerianos, es a la vez batirse por nuestro pueblo, por la independencia de España".
Dolores hace algún comentario sobre la diferencia militar entre la forma de combatir de la resistencia soviética y la republicana española ¿cuál es esa diferencia?
— Elogió la resistencia soviética, que asimiló a la republicana, aunque con diferencias muy significativas, a su juicio: "que aquí la unidad es inquebrantable; que aquí no hay más que una voluntad, la voluntad de vencer; que aquí no hay lugar para la quinta columna; que aquí no hay sitio para los débiles de espíritu, que aquí se vive y se lucha por la victoria".
En aquellos días la Facultad de Medicina donde estudiaba su hija Amaya en Moscú ya se había transformado en policlínico. Entonces ocho compañeras españolas y ella se presentaron voluntarias para trabajar allí y también ante la Cruz Roja para hacer guardias nocturnas en una estación de metro cuando sonaban las alarmas por bombardeos aéreos, a fin de ayudar a las personas que resultaran heridas.
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Doris, con su hijo Rubén Ruiz Ibárruri, en 1941, el verano antes de la guerra
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Amaya Ruiz Ibárruri junto con su hermano, Rubén Ruiz Ibárruri, los hijos de Dolores Ibárruri

En septiembre de 1942, en la batalla de Stalingrado, su hijo Rubén muere en combate. ¿Cómo sucedió y cómo se entera de la noticia?
— Rubén Ruiz era ya oficial del Ejército Rojo cuando la Alemania nazi invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Por ser quien era, seguramente podría haber logrado destinos que no implicaran entrar en combate, pero, del mismo modo que durante meses indicó a su madre en las cartas que le remitía desde la URSS que quería viajar a España para luchar en el Ejército Popular, combatió ya en 1941 y en agosto de 1942 fue destinado a Stalingrado, donde participó en los primeros combates en defensa de una ciudad estratégica. Luchó y murió como un héroe, cuando era uno de los cuarenta mil soldados del Ejército Rojo que la defendían frente a un Ejército alemán que multiplicaba por 10 tales efectivos.
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Su muerte, que Nikita Jrushchov le comunicó personalmente, fue la gran tragedia personal de Dolores Ibárruri en la edad madura de su vida. Son muy emotivos los testimonios de su hija Amaya en sus memorias inéditas y de Irene Falcón en su autobiografía. Rubén Ruiz Ibárruri fue el único español que obtuvo la condecoración de Héroe de la Unión Soviética, que le fue otorgada en 1956.
Pero morirían más españoles combatiendo contra el fascismo dentro del Ejército Rojo.
Según un documento del PCE de 26 de febrero de 1985, 164 ciudadanos españoles cayeron luchando en el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial en defensa de la URSS. Respecto a la participación de los "niños de la guerra" en el Ejército Rojo, puede citarse un grupo de ocho jóvenes de 15 y 16 años que llegaron a ser pilotos de aviones de combate.
A todos ellos recordó Dolores Ibárruri un cuarto de siglo después del fin de aquella contienda, en 1970: "No se resignaron nuestros camaradas a ser testigos impasibles de un combate en el que se decidía la libertad o la esclavitud de los pueblos…".
Tras la liberación de París, Dolores deja la URSS y se va a Francia. En 1948, debe operarse de la vesícula biliar y prefiere hacerlo en Moscú antes que en Francia, incluso le visita Stalin. ¿Cuál puede ser el motivo, se fía más de los avances sanitarios de la URSS o de su seguridad?
— A finales de 1948, después de tres años y medio de residencia en Francia con una actividad política incesante, Dolores Ibárruri cayó enferma. Los médicos galos le recomendaron que se sometiera a una operación de extirpación de la vesícula biliar y por esa razón viajó a Moscú, para ponerse en manos de uno de los cirujanos soviéticos más prestigiosos, el doctor Bakulev. Pero en la etapa postoperatoria sufrió una pulmonía muy severa y durante cerca de seis meses su vida pendió de un hilo. El doctor Josep Bonifaci, Irene Falcón y su hija Amaya junto con los médicos soviéticos, cuidaron de ella con primor hasta que logró curarse.
Un día recibió una visita inesperada y "muy cordial", según relató en sus memorias. Stalin y Molotov habían llegado al sanatorio para conocer el estado de otro paciente ilustre, Dimitrov. "Mi médico de cabecera me contó después que Stalin les había ‘ordenado’ que me devolvieran la salud rápidamente", añadió en su autobiografía.
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Las relaciones políticas de Dolores con la URSS también tuvieron sus diferencias. Por ejemplo, cuando el 14 de diciembre de 1955 la URSS se une a EEUU para admitir a la España de Franco en las Naciones Unidas. ¿Cuáles eran los argumentos de ambos?
— El 14 de diciembre de 1955, junto con otros 15 países, España fue admitida en las Naciones Unidas, con el voto favorable de Estados Unidos y también de la Unión Soviética, que así logró que Hungría, Rumania, Bulgaria, Albania y Mongolia también se incorporaran a la ONU, para sumarse a Polonia y Checoslovaquia. La decisión de la URSS, adoptada en el último momento, desconcertó a Dolores Ibárruri.
El 30 de diciembre, La Pirenaica hizo pública una declaración acordada por los miembros del Buró Político del PCE que se encontraban en Bucarest, entre ellos su secretaria general, que no disimulaba su malestar por la victoria diplomática que representaba para la dictadura, aunque también intentaba justificar la posición soviética, que era parte de un conjunto de decisiones en el marco de su política de distensión (repatriación de los prisioneros de la División Azul, regreso de "los niños de la guerra" y de otros exiliados…).
Dolores Ibárruri en 1978
Una vez de vuelta a España en 1977 con el retorno de la democracia, ¿de qué modo siguió Dolores en contacto con la URSS?
— Regresó en diversas ocasiones puesto que allí continuaron viviendo su hija Amaya y sus tres nietos: Rubén, Fiódor y Lola.
Dolores Ibárruri murió el 12 de noviembre de 1989, tres días después de la caída del Muro de Berlín y dos años antes del fin de la Unión Soviética. Es evidente que gran parte de los que podríamos considerar su mundo ya no existe. Sin embargo, hay otra parte que sigue vigente: las injusticias y las desigualdades contra las que luchó durante toda su vida, la amenaza del fascismo y su Partido Comunista de España. Y, sobre todo, su recuerdo y su ejemplo para tantos hombres y mujeres del mundo, españoles y no españoles, comunistas y no comunistas, pero que se indignan contra cualquier injusticia cometida contra cualquier persona en cualquier lugar del mundo.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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