El paseo del Prado de la ciudad de Cochabamba se convirtió en un parque de diversiones, que cada noche reúne a cientos de familias que disfrutan rodearse del colorido navideño. Padres y madres tienen que perseguir a sus niñas y niños, quienes saltan de juego en juego, piden que les compren juguetes y que los acompañen en los trencitos que recorren las avenidas comandados por papás noeles.
En tiempos de fiestas, cientos de familias de áreas rurales se trasladan a las principales ciudades, donde mendigan en medio del paisaje estrambótico. Algunos trabajadores ya cobraron su aguinaldo, lo cual les permite dejar caer monedas en las precarias tacitas de señoras y niños que pasan necesidades.
En Cochabamba fueron colocadas dos millones de luces para este final de año. En la plaza Colón, resplandece el árbol de navidad más grande de la ciudad, con 30 metros de altura.
Las fiestas de fin de año representan una oportunidad inmejorable para quienes necesitan trabajar. La alta circulación de personas con dinero en sus bolsillos hace que prácticamente todos los emprendimientos realizados en el marco de la Navidad sean redituables. Luego de un 2020 marcado por la pandemia de COVID-19 y las pésimas decisiones económicas del Gobierno de facto, este 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) del país creció un 9,4% en el primer semestre.
La plaza San Francisco, en la ciudad de La Paz, alberga a la mayoría de las celebraciones sociales y políticas. En estos días, los alrededores del convento franciscano (construido en 1547) lucen atiborrados de comerciantes, compradores y motivos navideños.
Tanto en El Alto, La Paz y Oruro, los pesebres y los adornos navideños hacen hincapié en la raíz andina de sus pueblos. De esta manera, es normal verlo a José lucir poncho y también criar llamas, entre otros detalles. La plaza 10 de Febrero, en el centro orureño, luce unos muñecos enormes, que representan a personajes bíblicos ataviados y tocando instrumentos típicos de los Andes.
La ciudad de El Alto también recibe a familias de áreas rurales que llegan por estas semanas para mendigar. Durante 2020, en Bolivia la pobreza moderada aumentó de 31,1% a 37,5%; y la pobreza extrema de 12,1% a 14,7%, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Las estaciones de teleférico de la ciudad de El Alto se llenaron de pesebres y adornos con motivos navideños y también andinos. En la cultura Aymara existe el Ekeko, un personaje que comparte su abundancia con la población y vendría a ser la versión andina de Papá Noel. Alasitas, la fiesta del Ekeko, se realizará en enero de 2022 en La Paz.