"En 2021, Haití se convirtió en el país con la tasa más alta de secuestros per cápita. Del 1 de enero al 15 de diciembre se registraron 949 secuestros (incluidos 55 extranjeros de cinco países) contra 796 en 2020", dice el texto del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH).
La plataforma ya había advertido en octubre del aumento de más del 300% de estos casos, y su incidencia en las familias, en especial las más vulnerables.
Las alarmantes cifras incluso podrían no ser exhaustivas, porque muchas víctimas declinan denunciar a sus agresores, ante la falta de acción de las autoridades.
De hecho, tras el asesinato del presidente Jovenel Moise en julio pasado, la estatal Oficina de Protección del Ciudadanos lamentó que en las últimas dos décadas no se resolvió ningún caso de alto perfil, y los responsables continúan libres en las calles.
El informe del CARDH también constata el aumento de los asesinatos de policías, que crecieron un 19,2% con respecto al 2020, y casi un 68% en comparación con 2018.
"Hay alrededor de 14.000 policías, mal alojados, mal pagados, moralmente débiles, sin equipamiento [ni siquiera un helicóptero] para cerca de 11 millones de habitantes, a los que se les pide resultados ante la criminalidad política y económica", criticó la organización.
La investigación forma parte del documento Estados de los Derechos Humanos en Haití, que analiza igualmente la hegemonía de las bandas armadas, y su control de zonas estratégicas del país.
Las acciones de estos grupos armados se multiplicaron tras el magnicidio, y en octubre lograron bloquear durante un mes la distribución de los combustibles, paralizando el país, y poniendo en riesgo sectores claves como la salud y la economía.