Pero el "mea culpa" del mandatario conservador fue insuficiente para el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), que pidió su dimisión durante la sesión de control parlamentario del primer ministro.
"El primer ministro es responsable de perder la confianza de la gente… tiene un deber y la única decisión correcta y moral que le queda es presentar su dimisión", le desafió Ian Blackford, el líder en Westminster del SNP.
El embrollo se deriva de una supuesta fiesta prenavideña que se celebró en Downing Street, el 18 de diciembre de 2020, cuando Londres estaba sujeta a las máximas restricciones sociales contra el coronavirus.
Johnson mantenía hasta ahora que no hubo una fiesta y que las reglas del COVID se respetaron en todo momento.
Pero el 8 de diciembre se vio forzado a rectificar su posición ante nuevas evidencias sobre el polémico evento, incluido un video en que su entonces portavoz y otros miembros de su oficina de prensa se burlan de la probable infracción de las normas de la pandemia que tuvo lugar en su residencia oficial.
"Esta fiesta ficticia era una reunión de trabajo… y no hubo distancia social", zanja entre risas la portavoz, Alegra Stratton, en un ensayo con sus colegas del formato de conferencia de prensa televisada, que finalmente nunca se puso en práctica.
La cadena ITV se hizo con una copia de la grabación, que ha sido visionada por millones de internautas y espectadores desde su emisión en televisión la tarde del martes 7.
El video precipitó la disculpa del primer ministro, tras la ira causada en la clase política y la sociedad en general.
"Me disculpo incondicionalmente por la ofensa que ha causado en el país y me disculpo por la impresión que da", dijo Johnson en la Cámara de los Comunes.
El dirigente tory dijo comprender y compartir la "indignación" de la población que ahora tiene más motivos para pensar que "los que dictan las normas no las han cumplido".
Johnson ordenó una investigación interna a fin de "esclarecer los hechos" y amenazó con emprender "acciones disciplinarias" contra su personal, si se incumplieron las reglas anticovid.
El líder laborista, Keir Starmer, criticó al primer ministro que, según espetó en la Cámara, ha sido "sorprendido con las manos en la masa", pero no quiere admitir la realidad y asumir responsabilidades, cuando "es obvió lo que pasó" en Downing Street durante el confinamiento de las Navidades pasadas.