La oficina en Argentina del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentó el 30 de noviembre los resultados de su quinta Encuesta Rápida de Impacto por COVID-19, realizada en hogares con menores de edad de todo el país.
Se registraron mejoras en las repercusiones en la salud mental y la situación económica provocadas por la pandemia en buena parte del territorio en comparación con los momentos más crudos. No obstante, ciertos indicadores siguen mostrando los efectos negativos de la crisis generalizada que provocó en el tejido social y la población más susceptible.
"La primera infancia es el grupo poblacional que registra más dificultades de recuperación frente a los efectos del COVID-19: manifestaciones de estrés, situaciones de cuidado inadecuado, deterioro en la economía del hogar y en la alimentación. El mayor impacto se evidencia desde el nacimiento y hasta los 6 años, aún más en hogares vulnerables y con jefatura femenina", explicó en la presentación Luisa Brumara, representante de UNICEF Argentina.
En hogares con menores de 6 años, las alteraciones en la alimentación alcanzaron al 50%, en el sueño al 42% y en la comunicación al 24%. La cuota alimentaria no se paga en más del 50% de los casos en hogares con jefatura femenina, donde el padre de al menos uno de los menores no reside en la vivienda, y aumenta a 60% si se incluye las cuotas irregulares.
El 50% de los hogares con menores a cargo sufrió inestabilidad laboral, y 62% se enfrenta a reducciones en sus ingresos. Los resultados recabados entre octubre y noviembre de 2021 son los más elevados desde que UNICEF Argentina comenzó la medición, en abril de 2020. Además, la privación de ingresos es del 84% en hogares vulnerables y del 71% en hogares numerosos.
El 27% de los hogares mantiene al menos una deuda y en 40% se dejó de comprar algún alimento por no tener dinero, un indicador que asciende a 50% en hogares en condiciones de pobreza, un fenómeno multicausal que incluye cuestiones de privaciones económicas como de restricciones a los derechos, enfatizaron.
Un 60% de los hogares percibe por lo menos alguna transferencia de ingresos del Estado, ya sea Asignación Universal por Hijo (AUH) o Tarjeta Alimentar, y esta última se incrementó del 18 al 48% entre abril de 2020 y octubre de 2021. El 90% asegura que las asignaciones económicas son necesarias y 52% opina que son insuficientes.
El efecto negativo de la crisis económica argentina sumado a los de la pandemia sobre el trabajo y las economías familiares, que afecta directamente los ingresos de una población nacional que superó el 40% de pobreza, golpea a los más jóvenes en un porcentaje mayor: seis de cada 10 niños y niñas crecen pobres y son el rango etario más afectado.
Según informó el Ministerio de Desarrollo Social nacional, antes del inicio de la pandemia de COVID-19, ocho millones de personas requerían asistencia alimentaria en todo el país, pero desde el inicio de las medidas de aislamiento y distanciamiento el número subió a 11 millones, con lo cual 25% de la población depende de la asistencia de organizaciones sociales y fondos del Estado para comer.
Adolescencia y educación
Frente a la falta de ingresos, el 23,5% de los y las adolescentes aseguró contar con un trabajo y 11% dijo estar en busca de empleo. Entre aquellos adolescentes ya inmersos en el mercado laboral, 71% empezó a trabajar desde el inicio de la pandemia.
Asimismo, la mayor mejora en la percepción de la crisis fue evidente en adolescentes: 90% aseguró estar entusiasmados por el regreso a las clases presenciales y la posibilidad de reencontrarse con sus compañeros, que era la principal razón del impacto negativo en estas edades durante 2020.
13 de agosto 2021, 21:58 GMT
"El temor al contagio bajó fuertemente entre mayo y octubre últimos, del 41% al 19%, al igual que las percepciones de depresión, angustia y miedo", dijo en el encuentro virtual Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Derechos de UNICEF Argentina.
UNICEF Argentina y el Ministerio de Educación nacional realizaron el 29 de noviembre de 2021 la segunda reunión con el consejo de asesores de Generación Única, una iniciativa conjunta entre los sectores público, privado y organizaciones de la sociedad civil, que busca asegurar la nominalización e incrementar el acceso a la conectividad digital y la apropiación de tecnologías en comunidades educativas rurales y urbanas.
El 20% de los hogares con menores en Argentina no cuenta con ningún dispositivo electrónico para la realización de trabajos escolares, 30% carece de teléfonos móviles para este uso y 43% no tiene computadoras ni tabletas al alcance de los jóvenes. Además, 15% no cuenta con internet inalámbrico, aunque esto aumenta a 85% en estratos socioeconómicos más bajos y a 29% en las provincias del noroeste argentino (NOA).
Argentina obtuvo menor puntaje que el promedio de América Latina y el Caribe, según una evaluación de 2019 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Se trata además de su peor desempeño desde que se implementan estas evaluaciones hace 15 años, realizado anteriormente en 2006 y 2013.
Al analizar los motivos, el ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk, señaló que una de las razones es "la profunda desinversión educativa del periodo 2016-2019", durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).