Los manifestantes se acercaron al edificio exigiendo la dimisión del actual primer ministro, Manasseh Sogavare, e intentaron entrar en la sede del Parlamento, pero la Policía se lo impidió, lo que provocó enfrentamientos.
Sogavare, citado por el diario Solomon Times, declaró confinamiento en la capital hasta la mañana del 26 de noviembre y aseguró que el Gobierno encontrará a los culpables del ataque. Las autoridades también publicaron un comunicado oficial advirtiendo a la población de que no salga de casa ni se acerque a la zona de disturbios.
La Policía usó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que se dividieron en pequeños grupos.
La Policía usó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que se dividieron en pequeños grupos.
Los disturbios en la capital de las islas, Honiara, fueron causados por discrepancias entre las autoridades de la isla Malaita y el Gobierno central, puesto que el primer ministro Sogavare optó por desarrollar relaciones con China, mientras el primer ministro de la isla Malaita, Daniel Suidani, considera necesario mantener relaciones con Taiwán y rechaza la ayuda de Pekín a su provincia.
Además, la población de Malaita protesta contra la falta de medidas de desarrollo de la región, acusando a las autoridades de no tomar en cuenta la opinión de la población.
Las escuelas y los comercios están cerrados, y los residentes abandonaron la zona de la ciudad afectada por los disturbios, informa el medio.
Las islas Salomón fueron sacudidas por protestas masivas en 2006, cuando los manifestantes quemaron la mayor parte del barrio chino, lo que provocó el aumento de la presencia militar de Australia, Nueva Zelanda y Fiyi en el país.
Hasta 2017, la Misión Regional de Asistencia a las islas Salomón (RAMSI, por sus siglas en inglés), compuesta por fuerzas de Australia y Nueva Zelanda y establecida en 2003 tras cuatro años de violencia étnica en las islas, se encargó de velar por la seguridad en el país.