Los pacientes denunciaron que, después las cirugías, sufrieron infecciones bacterianas que les provocaron deformidades, pérdida de olfato y perforaciones debido a la putrefacción de la piel. En junio de 2021, Landecker había recibido la conminación de no realizar ninguna intervención quirúrgica en su clínica privada tras una inspección realizada por el Centro de Vigilancia Sanitaria del estado.
Los inspectores encontraron una serie de irregularidades que "ponen en riesgo la salud de la población expuesta, los pacientes, los profesionales y los empleados", según el informe al que accedió O Globo.
Entre ellos, la Clínica no cumplía con "las buenas prácticas de elaboración de productos sanitarios", no contaba con recursos humanos, equipos y estructura física "compatibles con la legislación sanitaria correspondiente".
Los inspectores también hallaron que no contaba con el "control biológico [necesario] para demostrar la eficacia del proceso de esterilización", y advirtió que el profesional responsable de estas actividades "no tenía estudios superiores, como exige la ley".
Como si fuera poco, durante la inspección, Vigilancia confiscó productos en tarros sin identificación y sin fecha de apertura, cremas usadas en la sala de fisioterapia, ya caducas.
Ante los problemas encontrados, la secretaría del estado ordenó a Landecker "a no realizar ningún tipo de procedimiento quirúrgico, pudiendo asistir a consultas médicas y procedimientos estéticos que no requieran instrumental quirúrgico".
Consultada por O Globo, la Secretaría Municipal de Salud de Sao Paulo no informó si la orden de no realizar cirugías seguía vigente. Sin embargo, Landecker dijo a través de un comunicado de prensa que había cumplido con las determinaciones, "de lo contrario la clínica habría sido clausurada".
Luego de la denuncia de los 30 pacientes, Landecker fue suspendido en dos hospitales en los que trabajaba hasta que la Justicia determine qué pasó. Uno es el Hospital de la Estrella de Vila Nova, y el otro el Hospital Sirio-Libanés, que informó que la institución lleva adelante una investigación ética y administrativa. También aseguró que todos los casos de pacientes fueron evaluados y que no se encontraron fallos en los procesos de atención llevados a cabo en la institución.
"El Hospital Sirio-Libanés está comprometido con los más altos estándares de control de infecciones hospitalarias y está acreditado internacionalmente por su alto nivel de excelencia en los procesos quirúrgicos y asistenciales", dice el comunicado.
Landecker también trabajó en el Hospital Israelita Albert Einstein. La institución dijo que la actuación del médico está siendo evaluada por el Comité Ejecutivo Médico del hospital. "Se abrió un proceso administrativo para analizar la práctica médica y los hechos relacionados con los pacientes atendidos por el profesional", dice la nota. El hospital no confirmó si Landecker está suspendido.
La defensa del cirujano negó las acusaciones, al igual que lo hizo la Clínica en un comunicado. "Todos los pacientes de la Clínica son objeto de un seguimiento intensivo durante 3 años, y la iniciativa de no seguir fielmente la orientación médica o de interrumpir el tratamiento fue tomada por los pacientes en cuestión. En lo que respecta al profesional y a su equipo, no hubo pruebas de negligencia, imprudencia o mala praxis", asegura.