De momento, su cuenta en YouTube fue suspendida temporalmente y uno de sus recientes videos fue eliminado de Facebook e Instagram. ¿El motivo? Nada más y nada menos que vincular las vacunas contra el COVID-19 al sida.
En una de sus tradicionales lives semanales, cuando habla cara a cara con sus simpatizantes más radicales, Bolsonaro citó unos supuestos informes científicos del Reino Unido que según él asocian los inmunizantes al sida. No dio más detalles, "para no tener problemas" con el video.
Lo dijo a sabiendas de que lo que estaba asegurando era muy grave. Días después, tras desmentidos oficiales de las principales asociaciones médicas y la repulsa generalizada, Facebook e Instagram borraron el video. Alegaron que sus directrices tienen como política la responsabilidad de "reducir la diseminación de noticias falsas".
Twitter mantiene el video, pero advirtiendo que tiene contenido falso, y YouTube además de eliminarlo suspendió la cuenta una semana, ya que no es la primera vez que Bolsonaro infringe las normas. Si vuelve a publicar contenido impropio en otras dos ocasiones podría perder su cuenta.
No es la primera vez que algo así ocurre. A lo largo de la pandemia Bolsonaro ya fue censurado por las redes sociales por videos en los que cargaba contra las medidas de aislamiento social que recomendaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) o recomendaba el uso de la cloroquina, un medicamento sin efectos comprobados contra el COVID-19.
Bolsonaro fue acusado de nueve delitos en la gestión de la pandemia en el informe realizado por la comisión especial instaurada en el Senado en los últimos seis meses. Algunos de ellos tiene relación directa con las mentiras que difunde en Internet, como la acusación de "charlatanismo" y la de "incitación al crimen", por divulgar información que incita a incumplir medidas sanitarias.
Prohibición permanente
En el último minuto, los senadores añadieron al informe final algunos puntos relacionados con el reciente episodio de desinformación sobre las vacunas. Ahora el texto pide que las empresas tecnológicas entreguen los datos privados del presidente, como sus informaciones de registro, acceso y edición, y todo el contenido almacenado hasta el momento.
Además, solicitaron al juez del Tribunal Supremo Federal Alexandre de Moraes que el presidente "sea apartado de las redes sociales para proteger a la población brasileña". Este juez ya investiga a Bolsonaro en otros procesos por la difusión de noticias falsas para atacar a las instituciones democráticas.
Ante el temor a que realmente acabe perdiendo un altavoz que fue clave para llegar al poder, Bolsonaro ya está pensando en alternativas. Ultimamente invita a sus seguidores a que se unan a Telegram, donde no hay regulación de contenidos.
El canal de Bolsonaro en esta red social ya tiene un millón de inscritos, y según los miembros del Palacio del Planalto será clave para la campaña electoral de 2022.