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El campeón de BMX Daniel Dhers quiere volver a los JJOO: "Yo no descanso jamás, ni los domingos"

La primera vez que el venezolano Daniel Dhers se subió a una bicicleta tenía cuatro años y la bicicleta tenía ruedines. Se cayó y le dijo a su madre que no le gustaba y que no quería montar en una nunca más. A los 12 cambió de opinión y comenzó a practicar BMX 'freestyle' porque sus amigos del barrio lo hacían.
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Hoy es subcampeón olímpico de esta modalidad y se ha convertido en un fenómeno mundial.
Daniel Dhers vive en EEUU desde hace casi dos décadas, pero su venezolanidad está intacta. El acento, el ánimo optimista, la sonrisa siempre que mantiene impertérrita cuando los múltiples fans le piden selfies y autógrafos allá donde va. El atleta ha hecho historia y se ha convertido en un ejemplo para muchos jóvenes de su Venezuela natal y del mundo entero, que ahora quieren dedicarse a practicar este deporte urbano hasta hace poco marginado o desconocido para la mayoría.
Dhers ha hecho un hueco en su apretada agenda para atender a Sin tapujos en su paso breve por Madrid y confiesa que todavía no se acostumbra "a ser famoso" o al fenómeno "rockstar", porque considera que no hace nada especial: "Yo solo monto bicicleta", asegura.
El deportista revela a Sputnik que esta nueva situación tras los Juegos de Tokio le provoca "cierta ansiedad" porque quiere estar a la altura y competir en otro ciclo olímpico. De sus inicios cuenta que tuvo que convencer a su padre para que confiara en él y en que podría vivir de la bici: "Mi padre no quería que me muriera de hambre. Al principio me compré un microondas de 30 dólares y vivía de noodles instantáneos. Estaba tan delgado que era una radiografía".
Pero todo cambió cuando ganó su primer torneo internacional, empezó a hacerse un nombre y marcas importantes empezaron a esponsorizarle. Desde entonces no ha parado de competir, se ha construido su propio parque BMX en su casa de EEUU y no descansa "jamás, ni los domingos".
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