"Me entristece mucho lo que ha sucedido en los últimos días en la cárcel de Guayaquil, Ecuador. Un terrible brote de violencia entre reclusos pertenecientes a bandas rivales ha dejado más de un centenar de muertos y muchos heridos", dijo Francisco tras el rezo mariano.
El sumo pontífice dijo que reza por las víctimas y sus familias, pide a Dios que "ayude a curar las heridas del crimen que esclaviza a los más pobres", así como "ayudar a los que trabajan cada día para que la vida en la cárcel sea más humana".
Dos motines en el Centro de Rehabilitación No. 1 de Guayaquil terminaron el 28 de septiembre con un total de 118 muertos y 79 heridos; los reos fueron asesinados cruelmente por sus propios compañeros. El general Fausto Olivo, encargado del reconocimiento de los cuerpos de la masacre, dijo el 2 de octubre que el número de muertos ascendió a 119 tras el fallecimiento de uno de los heridos que estaba hospitalizado.